VOTA BIEN COMÚN.

La Doctrina Social de la Iglesia nos enseña que el fin que justifica la autoridad es el BIEN COMÚN. Para ello es necesario políticos y gobernantes dispuestos a buscar la verdad, pues el bien común es contrario al mal y, por tanto, para ello, nuestros políticos y gobernantes deben poder buscar el bien, distinguirlo del mal, y promoverlo, en la sociedad que les toca dirigir.

Pero si por algo se caracteriza la Democracia Liberal moderna es por haber renunciado a la búsqueda de la verdad, como Pilato. Vivimos en la DICTADURA DEL RELATIVISMO; si algo fundamenta nuestras formas de gobierno y nuestra sociedad, es el relativismo. Esto, en esencia, significa que no existen ni el bien ni el mal, y que todo es definible por las mayorías de cada momento… pero no olvidemos que Hitler o, en un tiempo más reciente, Hugo Chávez, son producto de las mayorías que los votaron y fruto del triunfo del relativismo moral en sociedades hartas, cansadas y sin valores sociales.

La experiencia nos ha demostrado que cuando a nuestras sociedades les dá igual el bien común y buscan únicamente el interés personal y el egoísmo de sus ciudadanos, es cuando nuestros gobernantes dejan de buscar el bien común y pasan a imponer el mal, llegado la DICTADURA DEL PENSAMIENTO ÚNICO, el Nuevo Orden Mundial. No seamos hipócritas y nos rasguemos las vestiduras por el nivel de nuestros políticos, pues no son más que el reflejo de la sociedad que los ha elegido.

El bien común está basado, ante todo, en la VERDAD.

El mundo de hoy impone el mal, y contra la libertad de muchos que se oponen, la quieren imponer a todos los ciudadanos. Tenemos la capacidad, como seres racionales, de conocer el bien y la verdad de las cosas; es más, sabemos la verdad de las cosas por la propia intuición natural que tenemos que guía a nuestra razón a través de la revelación que Dios nos ha entregado a todos y cada uno de nosotros. Esta es la que nos dice que existe un orden natural, una ley natural, que por mucho que quieran no puede ser contravenida por la «ley positiva» dispuesta en los parlamentos.

No, no nos hace falta una Ley para saber qué está «mal» insultar o pegar a una mujer, al igual que tampoco nos hace falta una Ley para saber qué está «mal» eliminar una vida en el seno de su madre. Por mucho que haya una mayoría a favor, una sociedad jamás debería aceptar que se maltrate o desprecie a parte de sus miembros: Mujeres, Inmigrantes, No Nacidos, Homosexuales, Pobres… las leyes, y por tanto los políticos y gobernantes, están para ser capaces de fomentar el bien a todos los niveles de la sociedad. El Bien fundamental de una sociedad es la FAMILIA y la familia solo puede ser generada, de forma natural, entre un hombre y una mujer. El resto de «composiciones sociales» no tienen porqué estar mal, pero no son familia natural y, por tanto, deben disponer de una regulación distinta a aquella que únicamente garantiza y asegura el desarrollo y la subsistencia de una sociedad. Equiparar a todas las agrupaciones posibles de personas que conviven con la familia es un ataque directo a la propia familia y un desprecio a su valor, negando de forma «positiva» (muy de moda últimamente, ser «ser positivos» para imponer o prohibir) su derecho a la protección como el bien común mas preciado de una sociedad.

El relativismo entra en nuestras vidas en el momento que caemos en la tentación de pensar que «tampoco es para tanto», o en la trampa moderna de que «todo es respetable»…. NO, NO ES RESPETABLE ACABAR CON LA VIDA DE UNA PERSONA. Y tampoco es respetable querer imponer una ideología contraria a todo orden natural y biológico. Respetables pueden llegar a ser las conductas de las personas, sea cual sea su orientación sexual, pero nunca la imposición de esas conductas como forma de normalización social «positiva», para así evitar que sean discriminados…. «Parece» que nuestros gobernantes y políticos han perdido, por completo, la capacidad natural de todo ser humano de buscar el bien común, pero no solo la han perdido, sino que además obedecen a unos dictados e imposiciones que, a través de organismos internacionales como la ONU y la UE, pretenden imponer un nuevo orden mundial mediante un proyecto de ingeniería social con un objetivo común: Aislar a las personas, destruir las familias naturales y construir así sociedades débiles, sin lazos o nexos de unión sostenibles, fácilmente manipulables.

Así pues, querido lector, si vives en Andalucía y hoy tienes el derecho y el deber de ir a votar, hazlo con la confianza y la esperanza de otorgar tu voto a una formació que no busque la manipulación ni la ideologización de nuestra sociedad y, sobre todo, de una formación que busque, sin complejos, el BIEN COMÚN. No tengamos miedo de votar a opciones minoritarias… quizás siguen siendo minoritarias por el miedo que tenemos a que nuestro voto pueda no parecer útil, pero desde el momento en el que lo depositamos en la urna, nadie puede cuestionar su utilidad.

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