La pornografía daña especialmente a las mujeres, bien como
consumidoras, bien como parejas de consumidores o bien como víctimas de delitos de explotación sexual para la producción de material pornográfico. Lo hace en la medida en que el imaginario pornográfico
modela las expectativas sobre su comportamiento sexual. Tiende a
percibir a la mujer sólo bajo este aspecto, como un objeto sexual con el que hacer lo que a uno le apetezca, por lo que la mente pornográfica tiene serias dificultades para visualizar a la mujer más allá de la observación sexual, constituyendo una fuente de excesos, abuso, y violencia.
Las propias prostitutas reconocen que una parte importante de las
agresiones que han recibido tienen su causa en la pornografía.
No es posible erradicar la violencia sexual contra la mujer, que cada vez está más extendida, y se produce a edades más jóvenes por parte de los agresores, sin acabar con la aceptación social de la pornografía. Es una contradicción manifiesta perseguir la violencia y el abuso contra la mujer y olvidarse de una de las causas esenciales que la causan.
Las jóvenes y adolescentes están expuestas a un mayor riesgo. Se encuentran inmersas en una sociedad que es sexualmente menos respetuosa, excitada y peligrosa que en épocas anteriores. Están más
expuestas a presiones, abusos y agresiones, incluso en grupos, que
intentan imitar un determinado imaginario pornográfico. Fomenta la
existencia de depredadores sexuales online y el ciberacoso sexual contra ellas. También tiene tendencia a desarrollar una imagen corporal negativa de muchas mujeres, porque no responden al patrón propuesto por la pornografía.
Si bien los hombres son de lejos los principales consumidores de
pornografía, ésta se extiende entre las mujeres, hasta llegar al 30% de los consumidores en Internet.
¿Quieres que tu hija acabe comportándose como una actriz porno? ¿Has
hablado alguna vez sobre este tema con ella? ¿A qué esperas entonces
para actuar? Que no te engañen, la sociedad en la que vivimos hace
mucho que abandonó unos patrones morales sexuales normales, por lo
que si tú no la educas en esta materia, lo hará la sociedad, y acabará
siendo una exclava sexual de las prácticas “normalizadas” del momento.