El programa de Trump apuesta por la protección de la vida, la familia y la libertad.

(HISPANIDAD) Llegando a la recta final de las elecciones presidenciales, la sensación generalizada es que no estamos ante unas elecciones más. En un mundo que vive en la incertidumbre generada por la pandemia del COVID-19, el avance de la dictadura del Nuevo Orden Mundial (NOM) es incesante. El campo de batalla final se libra en las elecciones presidenciales de este martes, que enfrentan al actual presidente Donald Trump contra el exvicepresidente Joe Biden.

Nunca en la historia de EEUU había existido tal diferencia entre los programas de los dos candidatos, ya que el programa de cada uno no se reduce únicamente a la divergencia en propuestas concretas, sino a la propia concepción, bien distinta, de la civilización occidental.

Esa es la batalla que está en juego mañana. Si Estados Unidos vuelve a arrodillarse ante los planes del Nuevo Orden Mundial, como hizo con Clinton y Obama.

El Partido Republicano de Donald Trump se ha convertido en el último resorte de la defensa del pensamiento occidental cristiano, con un programa centrado en la protección de la vida, la familia, la libertad y la propiedad privada. Contra todo pronóstico, todo sea dicho. De hecho, muchos votantes cristianos que en 2016 tenían dudas acerca de si Trump sería el garante de sus principios, ahora manifiestan su apoyo incondicional a su reelección. Es el caso de Brian Burch, presidente de la organización catholicvote.org, uno de los principales lobbies católicos de EEUU, quien ha afirmado que el compromiso ineludible de la Administración Trump con la defensa del no nacido durante su primera legislatura hace que los votantes católicos deban optar por el presidente Trump el próximo martes.

El programa republicano apuesta por la protección de la vida, la familia, la libertad y la propiedad privada. Los demócratas se han vuelto progres 

Así, Burch recalcó como principales hitos de la Administración Trump la eliminación de la financiación pública del aborto, la designación de tres magistrados cristianos y provida para la Corte Suprema -Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett– y la defensa de la vida en el ámbito internacional, particularmente por su oposición a los programas de Naciones Unidas de promoción del derecho al aborto.

Por otro lado, en el flanco demócrata, tenemos exactamente lo contrario. Un candidato, Joe Biden, católico progresista cuya campaña promueve el derecho al aborto, la ideología de género y LGTBI, la eliminación de la libertad de prensa avalando la censura mediática y la eliminación de la libertad religiosa… de los cristianos, naturalmente.

Tras estos cuatro años, los cristianos norteamericanos ya no tienen ninguna duda de que Trump es quien defiende sus principios, no el católico progre Joe Biden 

Una vez más ha sido el vicepresidente de Estados Unidos y mano derecha de Donald Trump, Mike Pence, quien, en un mitin en Arizona, ha vuelto a recalcar la excepcionalidad de estas elecciones y ha reiterado el mensaje de que en estas presidenciales lo que se decide es si América sigue siendo América, es decir, si América sigue siendo una nación cristiana o bien pasa a hincar la rodilla ante la dictadura del Nuevo Orden Mundial (NOM) que promueven Joe Biden y el Partido Demócrata.

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