Los tiempos que vivimos son sumamente difíciles y agitados. Testamento de San Juan Pablo II.
Ateniéndose tan solo a este párrafo, agregado a su testamentaría durante la Cuaresma de 1980, se comprenderá mejor su trascendencia: «Los tiempos en que vivimos –advertía ya el Romano Pontífice– son sumamente difíciles y agitados. Se ha hecho también difícil y tenso el camino de la Iglesia, prueba característica de estos tiempos, tanto para los fieles como para los pastores. En algunos países […] la Iglesia se encuentra en un período de persecución tal que no es inferior a las de los primeros siglos. Más aún, las supera por el nivel de crueldad y de odio». Y culminaba este párrafo tan vigente hoy también con la siguiente frase en latín: «Sanguis martyrum, semen christianorum» (Sangre de los mártires, semilla de los cristianos).