Objetivo: Silenciar a la Iglesia Católica.
No se trata, sin embargo, de un problema de los medios de comunicación de la Iglesia. También ha arraigado en la educación: «¿Salen preparados en el legado cristiano los jóvenes que pasan hasta 10, 12, 15 años en colegios católicos? ¿Conocen al dedillo (¡diez años dan para mucho!) los relatos bíblicos, las metáforas de los evangelios, los personajes del Antiguo Testamento? ¿Saben responder si se les pregunta por las virtudes teologales o, al menos, las cardinales?»