La red iberoamericana de políticos católicos que nació el pasado mes de octubre en torno a Fratelli tutti ha hecho público un manifiesto en el que reivindica «la importancia y la necesidad de impulsar el diálogo» en estos momentos «de gran polarización que vivimos». Se trata de un decálogo de propuestas que comienza con la premisa de reconocer lo que une, que en su caso es la participación «en la vida política preocupados por la búsqueda del bien común» más allá de los distintos caminos elegidos por cada uno.
«Formamos parte de la misma sociedad a la que todos queremos servir», aseguran los firmantes, un total de 21 de los que once son españoles y entre los que se encuentran Ángel Garrido, consejero de Infraestructuras, Transportes y Movilidad de la Comunidad de Madrid (Cs); Javier Barbero, concejal del Ayuntamiento de Madrid (Más Madrid); Cristina Esteban, diputada del Congreso (Vox); Dolores Navarro diputada en la Asamblea de Madrid (PP); José Bono (PSOE), o Consuelo Madrigal, ex fiscal general del Estado.
En el decálogo se incluye también la promoción de un diálogo que favorezca «la acogida de las razones del otro». «Tenemos ideas diferentes –destacan los miembros de la red–, representamos a partidos diferentes; pero el diálogo es aceptar la humanidad del otro, asumir que el otro tiene verdad en lo que dice y otorgarle el beneficio de la buena fe». Esto, reconocen, implica «renuncias, encuentros y no atrincherarnos en nuestras ideas».
Poner en el centro a la persona
Evitar la descalificación, alzar la voz, gritar, el lenguaje ambiguo que lleve a confusión, las noticias falsas, los juicios y los falsos testimonios, la vulgaridad y los «excesos de la corrección política» son algunas de las propuestas también incluidas en el decálogo, junto al reconocimiento de que es legítima la discrepancia, pero siempre que el conflicto se gestione «desde la serenidad, el diálogo y la tolerancia mutua».
Ante los ataques, se propone una respuesta «con perspectiva y altura de miras» y «no desde la inmediatez o el emotivismo, sino, cuando sea preciso, con el silencio o invitando a la reflexión». Asimismo, se aboga por un «discurso en positivo, no contra nadie sino a favor de las ideas que defendemos».
Todo ello, sin olvidar «nuestro centro: la fragilidad de las personas» porque aquellos con responsabilidades políticas «estamos llamados a preocuparnos especialmente por la vulnerabilidad de las personas». Es un «imperativo moral» de todo dirigente político «dar una respuesta» al sufrimiento del otro. La red deja patente que esta centralidad de la persona es uno de los puntos de unión entre ellos, y propone «mirar la realidad en clave de comunidad« porque «no somos un agregado de individualidades».
La Iglesia como ámbito de encuentro
La red iberoamericana de políticos católicos fue impulsada por el arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, y la Academia Latinoamericana de Líderes Católicos, en respuesta a la llamada que hace el Papa Francisco en la encíclica Fratelli tutti a los políticos, a quienes invita a «acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto… a dialogar».
Mantuvieron una primera reunión el pasado 20 de octubre, un encuentro que fue virtual y en el que el cardenal Osoro agradeció a los presentes su «generosa participación». «Si logramos ser uno para el otro –aseguró–, estaremos haciendo un milagro impresionante y una aportación fundamental para la vida pública». La Iglesia, como una de las propuestas de la red, se convierte así en «ámbito de encuentro y diálogo entre los políticos y entre los ciudadanos en general, creyentes o no creyentes».
Además de los políticos españoles, este primer manifiesto ha sido firmado también por representantes de Italia, Brasil, México, Colombia, Argentina, Chile, Uruguay y Costa Rica. La alcaldesa mexicana Célida López, del partido del presidente López Obrador, la diputada ecologista brasileña Ana Paula Siqueira o el senador chileno Francisco Chahuán, del partido del presidente Piñera, son algunos de ellos. El secretario de la red es el vicario episcopal para el Desarrollo Humano Integral y la Innovación de la archidiócesis de Madrid, José Luis Segovia, junto al director de la Academia de Líderes Católicos, José Antonio Rosas, y la exconcejala socialista de Madrid Carmen Sánchez Carazo.