Lo decía recientemente el Cardenal Sarah en una entrevista de la que nos hacíamos eco. Pero aún hoy, mucho cristianos siguen sin saber exactamente a que se refieren cuanto hablan de arrancar a los cristianos de la garra del relativismo.
Se refieren a pensamientos del tipo: «Bueno, el aborto es una cuestión personal, no soy quien para valorarla» o «El matrimonio homosexual es una cuestión de derechos civiles»… y, afortunadamente, el discernimiento del Papa Emérito, Benedicto XVI, acude en ayuda de todos aquellos que necesitamos de una iluminación «extra» cuando nos enfrentamos a la pregunta de «¿Estaré cayendo yo en cierto relativismo»?
Con esta nueva publicación de la que se hace eco Infocatólica, Benedicto XVI deja claro que «La sociedad moderna está en medio de la formulación de un credo anticristiano, y si uno se opone a él, es castigado por la sociedad con la excomunión. El miedo a este poder espiritual del Anticristo es entonces más que natural, y realmente necesita la ayuda de las oraciones de toda una diócesis y de la Iglesia Universal para resistirlo».
«Hace cien años», dice Benedicto en la biografía de Peter Seewald, «todo el mundo habría considerado absurdo hablar de un matrimonio homosexual. Hoy en día, se está excomulgando de la sociedad a quien se opone a ello». Lo mismo se aplica al «aborto y a la creación de seres humanos en el laboratorio», añadie el pontífice alemán.
En la nueva biografía de Peter Seewald sobre Benedicto XVI, el papa emérito vincula la imposición del «matrimonio homosexual» y el «aborto» en el mundo moderno –de tal manera que se castiga al disidente con la excomunión social– al «poder espiritual del Anticristo».
No tener absolutamente claro que estamos ante hechos «intrínsecamente malos» (Encíclica Veritatis Splendor de SSJuan Pablo II: Son los actos intrínsecamente malos independientemente de las intenciones de quien actúa, y de las circunstancias) es, en esencia, el principio del relativismo moral que acaba haciendo añicos nuestra Fé porque, una cosa deberíamos tener ya clara a estas alturas, y es que quien no es fiel en lo poco, no es fiel en lo mucho.