El factor emocional.

Hoy todo en la agenda política es emocional, no racional. Desde el independentismo catalán, pasando por la memoria histórica, la identidad de género, el aborto y la inmigración libre hasta llegar el neoecologismo. La cultura de la queja victimista, preludio de la señalización de unos verdugos que deberán ser eliminados («el violador eres tú»). La sociedad en la que un padre no lleva a un niño a un cementerio pero se pone a ver con él series de zombies.

Hoy lo que no es emocional está condenado a la irrelevancia. Podemos dar mil razones y no escucharán ninguna.

Los «memes» que recorren whatsapp resaltan como a veces este factor emocional puede tener un efecto «boomerang»

Si no nos damos cuenta de que debemos «contraatacar» también en lo emocional, estamos perdiendo el tiempo. Y, !claro!, dirán entonces que nos hemos vuelto igual de populistas; entre otras cosas para tratar de anular nuestra efectividad. Usarán para ello a los útiles y buenistas «equidistantes». Pero una cosa es el populista que se cree sus mentiras y otra muy distinta usar herramientas del populismo para derrotarlo con sus armas. No es lo mismo SER un populista que USAR estrategias populistas.

Por si queda alguno malentendiendo, aclaro: no me refiero a usar la mentira consciente, sino a despertar el lado emocional. Ya advirtió San Ignacio de Loyola que no el mucho saber harta y satisface, sino el sentir y gustar internamente. Es también la idea aristotélica de usar la retórica como método de persuasión cuando comprobamos el escaso efecto de la dialéctica de Platón aplicada a la opinión pública.

Jose Antonio Ramos-Clemente

Secretario de Organización. Asociación Cristianos en Democracia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *