En la nochebuena de 1914 en una posición de la primera línea de fuego entre alemanes y británicos se produjo un milagro. En aquella fría y oscura noche, soldados alemanes estacionados en sus frías trincheras en las que abundaba el barro y la humedad, comenzaron a adornar árboles con candiles a modo de árboles de navidad, e incluso adornaron las trincheras con lo que disponían.
Posteriormente empezaron a cantar villancicos, era como darle humanidad y paz a aquel inhóspito lugar. Al otro lado del frente, sus enemigos los británicos escuchaban sus cantos y respondieron cantando esos mismos villancicos en su idioma, y ambos bandos a uno y otro lado de la trinchera fueron animándose e incluso llegaron a enviarse felicitaciones mutuas de navidad. Sin embargo, aquello no se quedo en eso.
Un intrépido soldado salió de su trinchera desarmado y con las manos en alto en dirección a la trinchera enemiga. La artillería de ambos bandos cesó su actividad. Algunos soldados del bando opuesto se acercaron hasta el intrépido soldado, y al acercarse, averiguaron que venia en son de paz y solamente pretendía llevar algunos pequeños regalos para ellos. Está acción provocó la llegada de más soldados de ambos bandos que se fueron acercado en cada vez mayor número. Y allí, en el centro del frente, en tierra de nadie y desarmados, soldados de ambos bandos se felicitaron la navidad e intercambiaron pequeños regalos como tabaco, alcohol, comida, o incluso pequeños souvenirs como sombreros o botones.
La Navidad de 1914 fue la primera tregua no oficial, no planeada y contraria a los intereses de los dirigentes de ambos bandos.
Este hecho demuestra la importancia y el poder que tienen lo signos cristianos, que acompañados de fe sencillez atraen la paz y disipan el odio. Son muchas las instituciones y colectivos que actualmente quieren hacer desaparecer los símbolos cristianos de nuestras calles, pero su importancia como demuestra este hecho, trasciende a un mero ornamento.También demuestra que es importante que seamos los primeros en salir de nosotros mismos y empatizar con los demás, en lugar de esperar a que alguien venga a felicitarnos el día. La ecuación de la felicidad es muy sencilla: hagamos felices a los demás para que nosotros también seamos felices, en lugar de al revés.
Y por último, este hecho evidencia que la fuerza de Jesucristo para traer la paz, es mayor que la de los grandes poderes del mundo para engendrar odio y mentira. Este ejemplo es espectacular En un contexto violento de una guerra salvaje como la primera guerra mundial, Jesucristo pudo hacer que la concordia surgiera de la nada, a través pequeños detalles de unos pocos soldados.
Sin duda, toda una muestra de como a través de la Navidad Cristiana, seguía teniendo poder 20 siglos después de transformar los corazones. Decimos lo de «cristiana» porque últimamente el laicismo radical dominante se empeña en «descristianizar» la Navidad, quiere hacer de ella una fiesta entrañable pero sin entrañas de amor, solo con entrañas de dinero, consumo e hipocresía. ¿Podría un Black Friday o unas rebajas detener una guerra por unas horas y hacer confraternizar a quienes estaban llamados a matarse entre sí? Por eso es tan importante que ahora más que nunca defendamos la navidad cristiana, nuestra navidad, y no permitamos que nos obliguen a celebrar una navidad sin corazón.
Fuente imagen: https://todayinhistory.blog/2017/12/25/december-25-1914-christmas-truce-2/