En un nuevo encuentro a través de estas líneas, que no intenta ser otra cosa que un lugar de claridad y reflexión ante la ola de secularización y falsedades históricas vertidas contra la Cristiandad y el papel de España en América, y en el mundo; hoy, al ser 15 de agosto y celebrar la Iglesia el dogma de la Asunción de la Virgen María a los cielos, hablaremos sobre su intervención en la Historia de la humanidad, como no podía ser de otra forma, intercediendo por los hombres, en un nuevo contexto geográfico, el continente americano.
De acuerdo, pero… ¿cómo interviene la Madre de Dios en un proceso de colonización donde los indígenas, a pesar de tener garantizados sus derechos y libertades, veían que su mundo conocido se acababa?, Que sus antiguos dioses (Quetzalcóatl, Viracocha, Tlaloc…), ¡no los protegían!, ¡los abandonaban!, y con esto, toda su concepción cosmológica existencial… ¡se hundía bajo sus pies! Deseando, obviamente, que la muerte los abrazara y con ella su sufrimiento…
Así pues, ante esta realidad de dolor y pena, si puedes imaginar cuanto te quiere tu madre carnal, imagina cuanto puede quererte la Madre del Señor y Madre Nuestra, que, desde el primer SÍ, participó junto a su hijo de la misión salvífica de la humanidad. Por eso, ante esta nueva situación de enfrentamiento a inicios de la edad moderna, entra la Virgen en acción poniendo bajo su manto protector, no solo a los españoles que se embarcaron hacia tierras desconocidas y peligrosas, sino también a los indígenas, que pasaron de verla como María “La Conquistadora” a La Virgen María “La Madre Protectora”
Y como todas las madres que conozco, generosidad hecha carne, siempre están organizando, poniendo paz y dando la vida por sus hijos, para que las cosas marchen…y la Virgen como Madre, que es de todos, no hizo otra cosa que interceder ante su hijo Jesucristo y Dios Padre por la Paz y la conversión de los pecadores, a través del anuncio del Evangelio y su expansión. De ahí, que no podamos olvidar que la Evangelización es sinónimo de Civilización, de una Civilización Cristiana que implica la constitución de ciudades, entornos educativos, hospitales, orfanatos, universidades…misiones; construyendo un mundo basado en el amor por el otro en todos los ámbitos de la sociedad.
De este modo, La Virgen María, aparece en el Mundo de La América Española dando impulso a los españoles y consuelo y protección a los indígenas, recibiendo gran cariño y adopción por parte de los americanos, criollos y posteriores generaciones.
Tanto es así, tal y como recoge el diario colombiano el Mundo, que la Fe católica hispanoamericana tuvo desde el principio un fuerte contenido mariano procedente de la conquista y la colonia española, cultivándose un amor grande por la Virgen María.
Esta devoción a la Virgen se insertó en la cultura criolla con elementos de los indígenas y de los negros dando como resultado una amalgama importante de distintas devociones a la Virgen en todo el orbe hispanoamericano.
Así, una de las primeras devociones, propuesta por los padres mercedarios, fue a la Virgen de Las Mercedes, a la que invocaban los españoles cuando se preparaban para ir a América ya que el viaje era toda una aventura; invocándola para que la Virgen les concediera sus mercedes, o sus favores y no les pasara nada. Asimismo, La Virgen de los Navegantes pintada por Alejo Fernández en el primer tercio del S. XVI, ubicada en el Real Alcázar de Sevilla, va también en esta misma línea representando la maternidad y amparo del Imperio Español que bajo su manto protegía esta aventura con aires cruzada, salvaguardando no solo a los españoles sino también a los indígenas, como se observa en el cuadro.
En ese mismo contexto se invocaba a la Virgen del Carmen, patrona de los viajeros del mar, ya que los marineros le rezaban cuando iban a salir a sus largos viajes en alta mar para que los protegiera durante la travesía. Esta advocación llegó con la comunidad religiosa de los carmelitas, quienes la transmitieron en donde evangelizaban. Siendo, hoy en día, la Patrona de Chile.
Por otro lado, en América Latina nacieron devociones propias, siendo la más famosa la de la Virgen de Guadalupe en México en 1531, debido a su aparición aprobada por la Iglesia al indio San Juan Diego, canonizado en el 2002, por San Juan Pablo II en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.
De este modo, al aparecerse en el cerro del Tepeyac, anterior centro de devoción a la diosa Tonantzin cuyo significado es ” Nuestra Madrecita”, los indígenas la reconocieron como la/su Madre que los protegería y daría sentido a la nueva situación que se abría paso en Nueva España y en toda América; pues si bien podría haber sido estampada en la tilma de otra manera, quiso Dios, que su Madre, se hiciera presente como una mujer joven mestiza, de tez morena y rasgos indígenas, unificando así a las dos culturas: la europea y la americana bajo el manto pacificador de la Virgen , que puso fin a las luchas posteriores a la toma de Tenochtitlán, y un empuje providencial para la conversión definitiva de los indígenas. De ahí que cariñosamente se le conozca como “La Morenita”, y se le declarase Patrona de México, América y Filipinas.
En Colombia la devoción más importante se debe a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, nacida a partir de un lienzo que se restableció en la época de la colonia donde aparece la Virgen, San Antonio y San Andrés; y en Bolivia, la Virgen de Copacabana, fue declarada en 1925 Patrona y Reina de la Nación.
La devoción por María Auxiliadora es de época contemporánea, traída por los salesianos, hijos de San Juan Bosco, que retomaron la tradición de instaurar en cada templo una imagen de la Virgen de María Auxiliadora, para que los auxiliara, según reza una de las advocaciones más reconocidas y conocidas de la Virgen: “Auxilio de los Cristianos”.
Y de esta forma, podríamos seguir por los cuatro puntos cardinales, escribiendo ríos de tinta…,pero no quisiera dejar pasar por su relevancia actual a la Virgen de Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela, aparecida al cacique de la tribu de los Coromotos en 1652, a la cual se acoge la Conferencia Episcopal Venezolana, pidiendo en un manifiesto que las elecciones legislativas convocadas para el próximo 6 de diciembre, sean justas, libres e imparciales, donde todos puedan y quieran participar, para que así se inicie el proceso de rescate de la democracia que vive nuestro país hermano, sumido actualmente en la barbarie y miseria más absolutas.
Por eso, ahora más que nunca en esta nueva época de creación de nuevos relatos de la historia y represión, no podemos dejarnos vencer por las hordas de la secularización, que quieren arrancar de raíz nuestra cultura cristiana. Pues ser Cristiano Católico no es un título académico ni un cargo honorífico, es ser Hijo de Dios por el Bautismo recibido y, por lo tanto, la pertenencia a la Iglesia revelada por Dios en este mundo para encontrarnos con su Amor y anunciarlo a los cuatro vientos, como intentamos hacerlo, mejor o peor, por este medio.
Y como reza la Jaculatoria: “Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela, renueva la fe en toda la extensión nuestra Patria”, y de camino en nuestra querida España y el mundo entero que está atacando con total impunidad a la mujer como centro de la vida y eje vertebrador de la familia cristina, Iglesia doméstica y escuela de valores en este mundo que olvida su historia.
Y es que, como dijo el poeta y filósofo español Agustín Nicolas Ruíz de Santayana, en su célebre y terrible frase al contemplar la barbarie del holocausto en Auschwitz: “Quién olvida su historia, está condenado a repetirla”.
Espero que el Señor y la Virgen, en su divina Misericordia, nos ayuden en la misión…; “…pero ¡Ánimo! Yo he vencido al mundo…” (Jn 16,33).
Unidos en oración, reciban un cordial saludo
Jesús Rivera