Hoy es nuestro gran día. La humanidad (a veces, sin saberlo), conmemora el hecho histórico que transformó el devenir de la historia del mundo; tanto es así, que hasta en nuestro sistema de cálculo de los años de la historia, existen 2 periodos: Antes de Cristo y después de Cristo, y por eso estamos en el año 2018, porque hace 2018 años Dios se encarnó, se hizo hombre, como tú y como yo, para entrar en nuestra historia de forma personal, en la tuya y en la mía, para recordarnos que su amor por ti y por mí no conoce límites y que haría lo que fuera necesario para que aprendamos, al fin, que nuestra plenitud no está en nuestros proyectos, sino en los suyos. Incluso hacerse hombre para terminar sus días, rechazado, humillado, y abandonado, clavado en una cruz, por tí y por mí.
Por eso hoy es «nochebuena», porque hoy recordamos que hace 2018, la bondad, el amor, se hizo carne, y habitó entre nosotros. Y por eso mañana es Navidad, no unas «fiestas» cualquiera, que la gente, desgraciadamente, anda ya desde hace casi 20 días felicitando, mas por «decreto» de los grandes almacenes, que por el verdadero sentido histórico de lo que conmemoramos.
Hoy mas que nunca, se hace necesario recuperar el verdadero sentido de la NAVIDAD. Es la única época del año en la que, a pesar del ruido, las luces y las feroces campañas de consumismo que cada vez mas, copan la primera plana estos días, queda aún un «resquicio» del sentido de esta celebración: Un tiempo que nos recuerda que no estamos solos y que esta vida no se nos ha dado para vivirla exclusivamente para nosotros mismos. Un tiempo en el que se nos invita, especialmente, a recordar a las personas que sufren, a los mas necesitados, a los ancianos que pasarán la noche solos, a los enfermos que pasarán las noche en el hospital, a los que no tienen un techo donde pasar la noche, a los que, tanto cerca de nosotros como en otros países, no tendrán hoy una opulenta cena ni mañana una jornada llena de regalos…
Por eso, desde la Asociación Cristianos en Democracia, os invitamos a no perder nunca el sentido de poder decir ¡FELIZ NAVIDAD! a todo el mundo. No caigamos en la trampa de la secularización y acabemos felicitando las fiestas, porque las fiestas son solo para el que las disfruta, mientras que la NAVIDAD es para todos; la palabra NAVIDAD nos recuerda que para que los que no tienen puedan estar alegres también en estos días, los que tenemos hemos de poner de nuestra parte y esforzarnos por hacer realidad la NAVIDAD, con nuestros actos y con nuestra ayuda, a tantas personas que esperan la llegada de un salvador a sus vidas, a tantas personas que necesitan conocer que hay alguien que los ama, por encima de sus circunstancias personales. Como recuerdan las palabras del Papa Francisco que iluminan nuestro proyecto, la NAVIDAD es un tiempo para convertirnos en doctrina social «con piés», y actuar, cada uno dentro de nuestras posibilidades, para cambiar las pequeñas historias de sufrimiento que nos rodean a cada uno de nosotros en nuestro día a día y, así, comenzar a transformar el mundo de nuevo. Que este espíritu de solidaridad y unidad nos acompañe siempre, no solo en este tiempo, para que podamos verdaderamente suscitar un cambio real en nuestra sociedad. ¡FELIZ NAVIDAD!