Magnifico análisis de la situación actual por parte de Luis Zayas, en su programa Católicos en la Vida Pública, de Radio María, del pasado 20 de Enero (puedes acceder al podcast del programa y todos los anteriores, muy recomendables, en el enlace). En resumen, al quitar a Dios de nuestra sociedad, el Estado se ha convertido en Dios, y sus artífices tienen muy claro como deben actuar para conseguir implementar en tiempo récord cualquier cambio en la sociedad:
PARA ALCANZAR LA VERDADERA REVOLUCIÓN, YA NO ES NECESARIO ASALTAR EL PALACIO DE INVIERNO, BASTA CON ASALTAR LA ESCUELA.
Esta frase, de François Mitterrand, presidente de la República Francesa de 1981 a 1995, y esta imagen definen perfectamente la estrategia que han seguido todos aquellos que querían convertir una Europa Cristiana en una Europa Anticristiana, utilizando la aconfesionalidad de los estados para imponer el laicismo radical y eliminar a Dios de la sociedad.
La familia y la escuela han sido siempre los objetivos tradicionales de la masonería. La clave está, sin duda, en la escuela, pues controlando la educación se controla la conciencia de las nuevas generaciones, y esta es la fórmula que, de facto, han empleado para hacer eso que tantas veces comentamos de «cambiarnos el agua sin darnos cuenta», pues lo han hecho desde las aulas, sin nuestro permiso; Han cambiado su forma de pensar sin que nos demos ni cuenta y la sociedad de hoy nada tiene que ver con la que heredamos de nuestros padres.
Por eso no es de extrañar que la izquierda haya salido en zafarrancho ante la aprobación del pin parental en Murcia. La supremacía moral y la educación han sido la exclusiva de la izquierda en España desde la transición, utilizando el sistema educativo como elemento de adoctrinamiento para imponer el Nuevo Orden Mundial.
De hecho, lo más grave de los ataques a la libertad real de enseñanza, se encuentra en las actividades curriculares, habida cuenta de como se adoctrina en las asignaturas transversales (sin ir más lejos, no hay más que ver la diferencia de trato a los regímenes comunistas y los fascistas, siendo los primeros mucho más sangrientos que los segundos.
El pin parental es solo la punta del Iceberg de un Gobierno que parece resuelto a imponer una moral de Estado. ¿Volveremos los cristianos de España a desaparecer de la sociedad civil y omitir nuestra obligación de negarnos a este tipo de imposiciones que van fundamentalmente contra todos nuestros principios de vida?