Desde la aprobación del aborto en 1985 gracias al PSOE el numero de niños abortados no ha dejado de crecer respecto a los que ya han nacido. Sin embargo, viendo el fuerte crecimiento de esta tendencia durante los últimos años la pregunta es ¿Cuál es la diferencia entre los gobiernos del PSOE y los del PP?.

Cierto es que toda iniciativa en el aborto ha sido hasta ahora del PSOE, sin embargo, el PP no ha hecho prácticamente nada para evitarlo en las distintas ocasiones en las que ha gobernado con MAYORÍA ABSOLUTA. Lo máximo a destacar es la tímida reforma de 2015 durante el gobierno de Mariano Rajoy. Ante el aborto no caben medias tintas, ya que o es un genocidio de niños o no lo es, pero no cabe nada intermedio. De este modo, en la trayectoria histórica del PSOE encaja bien una legislación como esta ya que desde sus orígenes se ha postulado como enemigo de la tradición y moralidad católica. Un claro ejemplo de ello sería la figura de Manuel Azaña, ministro de guerra en un gobierno apoyado por el PSOE, que se jactaba en afirmar en 1931 que “España había dejado de ser católica”.
Sin embargo, el votante conservador que vota al PP, no puede verse representado en la indiferencia de este partido ante un hecho tan trascendental como la participación en un genocidio de niños. A este respecto, a diferencia de lo que pensaba Azaña, el ADN de España se forjó durante la edad media, y sus rasgos esenciales se podrían resumir en la tradición griega y romana y sobretodo, la cultura católica. Son conocidos los esfuerzos de los liberales por destruir el pilar del catolicismo durante el siglo XIX y pasivamente durante el XX, pero a pesar de todo el catolicismo no deja de ser un elemento esencial en la identidad de España y los españoles. De este modo, al adoptar el PP una actitud de indiferencia ante un fenómeno tan contrario a la moral católica como el aborto, abandona la defensa de uno de los elementos tradicionalmente esenciales de España., y por lo tanto, difícilmente puede representar el sector conservador de España.
Por otra parte, aunque Mariano Rajoy no legislase en durante su mayoría absoluta contra el aborto para evitar una pérdida de votos por el centro, no pudo impedir que fuese expulsado de la presidencia a la que tanto se adhirió, por lo que en última instancia la estrategia de acomodamiento a la sensibilidad de izquierdas no le ha servido de nada.
Por lo tanto, ante un fenómeno como el genocidio de niños que es lo que es el aborto, no es aceptable la indiferencia del PP, especialmente si quiere ser un partido que represente los valores de la España conservadora.