Usurpación de la basílica católica del valle de los caídos y posible destrucción de la cruz

El anteproyecto de Ley de Memoria Democrática y Derechos Humanos elaborado por el gobierno social comunista de Pedro Sánchez, contempla la exclaustración de los monjes benedictinos que habitan la abadía del Valle de los caídos en Madrid y transformará la basílica católica en un cementerio civil. Asimismo, la vicepresidenta del gobierno mencionó que considerarán la posibilidad de destruir el gran símbolo cristiano que representa la cruz del valle de los caídos.

Fuente: Wikimedia (Godot13)

Tanto la resignificación de la basílica, como desde luego la destrucción de la cruz representa una actitud del gobierno de Sánchez dirigida por un fanatismo anticristiano e intolerante, muy propio de los movimientos revolucionarios más reaccionarios del siglo XIX o del comunismo soviético del siglo XX.


Es aceptable y justo que los familiares que deseen retirar sus difuntos de la basílica lo puedan hacer, lo que no es aceptable es robar por enésima vez los bienes de la iglesia católica en España. Y mucho menos aceptable es destruir la cruz que es el símbolo que mejor representa a los cristianos.


Sin embargo, con la transformación de la basílica en un cementerio civil, ¿no se vulneran los derechos de los familiares que quieren que sus difuntos descansen en un campo santo católico? . ¿No representa para los familiares de los difuntos una ofensa que sus difuntos deban descansar forzosamente en un cementerio civil-museo de izquierdas obligados por la agenda ideológica del gobierno de turno?. ¿Es esto lo que entiende el gobierno socialcomunista en el poder por defensa de los derechos humanos?


Adicionalmente cabe decir que la resignificación del Valle de los caídos implica una necesaria destrucción del patrimonio cultural de nuestro país, y por supuesto, una alteración irreparable de un paisaje tan singular como el del valle de los caídos que hace tiempo que debería haber sido protegido por la Comunidad de Madrid, en coherencia con los principios de la Convención Europea del Paisaje.


Por otra parte, una mayoría exigua en el congreso de los diputados no debería habilitar a quienes dicen ser representantes del pueblo español a destruir patrimonio histórico por pura ideología. De lo contrario, la escena no deja al gobierno socialcomunista en mejor nivel que al gobierno talibán de Afganistán en 2001, que destruyó una escultura de Buda gigantesca y muy antigua por parecerles que no convenía con su visión integrista del islam.

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