Agenda 2030: Los objetivos reales de la masonería para el Nuevo Orden Mundial.

La Agenda 2030 es el instrumento que el Nuevo Orden Mundial ha dispuesto para cambiar la visión antropológica del hombre y, con ello, imponer una visión maltusiana para el control poblacional en las próximas décadas. Hablamos pues de una visión que lleva algo más de 200 años preparándose para ser implantada.

Thomas Malthus era un cura anglicano, miembro destacado de la masonería británica y uno de los impulsores históricos del liberalismo económico en tiempos de la revolución industrial.

El malthusianismo o maltusianismo es una teoría demográfica, económica y sociopolítica, escrita en 1798, según la cual, el ritmo de crecimiento de la población responde a una progresión geométrica, mientras que el ritmo de aumento de los recursos para su supervivencia lo hace en progresión aritmética.

Por esta razón, de no intervenir obstáculos represivos (hambre, guerras, pestes, etc.), el nacimiento de nuevos seres aumentaría la pauperización gradual de la especie humana e incluso podría provocar su extinción. De hecho puso fecha límite para la “catástrofe poblacional” en el año 1890

Para compensar ese crecimiento de la población, Malthus proponía que no nacieran más niños que los permitidos por el fallecimiento de personas adultas, por lo que debían facilitarse, más que evitarse, las operaciones de la naturaleza que producen esa mortalidad, estimulando además otras formas de destrucción:

No fomentar la limpieza en las poblaciones más pobres, construir calles más estrechas, aumentar el número de personas en cada vivienda, no combatir las plagas, construir poblaciones cercanas a lugares insalubres…, pero ante todo, no tratar de remediar las enfermedades endémicas y reprimir a las personas benevolentes, aunque equivocadas, que tratasen de hacer lo contrario.

Malthus resultó así ser el precursor de la fundadora de Planned Parenthood, Margaret Sanger, también opuesta a ayudar a los pobres. Sanger pensaba que la filantropía sólo perpetúa el número de incapacitados, delincuentes y dependientes.

Pero mientras Malthus se contentaba con esperar la llegada de las plagas, Sanger propuso evitar los nacimientos entre los “menos aptos”, eliminar la “mala hierba humana”, prohibir la caridad, aplicar la segregación forzosa de retrasados e inadaptados y esterilizar a las razas “genéticamente inferiores”.

Ahora, la Agenda 2030 proporciona un «envoltorio» lleno de buenismo con el que la masonería vuelve a intentar llevar a cabo su objetivo del control de la población mundial para sus fines económicos. ¿Quién podría no estar de acuerdo con el primer objetivo, de erradicar la pobreza? Nadie, claro. Pero, ¿Y si para erradicar la pobreza, la solución es erradicar a los pobres? ¿Esterilizarlos y/o fomentar entre ellos el aborto y la eutanasia de forma que dejen de «crecer»?

¿Quién no desea mejorar la salud y el bienestar de la Población? Pero, ¿Y si para ello se imponen vacunaciones generales, sin base científica suficientemente probada, «patrocinadas» por las grandes corporaciones farmacéuticas que controlan la sanidad mundial?

¿Hay alguien que se oponga a la Igualdad entre hombres y mujeres? Claro que no, a no ser que para ello se pretenda «empoderar» a las mujeres a base de «bombardearlas» con hormonas para controlar su fertilidad, consolidando el aborto químico mediante la píldora del día después con sus terribles efectos en la salud mental de las mujeres, entre otros medios de «empoderamiento» que suponen directamente la destrucción de la familia como base de la sociedad.

¿Quién podría oponerse a cuidar de nuestro planeta? Nadie, claro, excepto si cuidar nuestro planeta implica convertir a la tierra en un nuevo Dios, a la ecología en una nueva Religión y, con ella, controlar y perseguir a quienes se atrevan a desafiar principios tan elementales de esta nueva religión como que tener hijos «contamina»…

No, definitivamente el fin no justifica los medios, y los medios con los que la masonería y el Nuevo Orden Mundial pretende implantar la Agenda 2030 son absolutamente deshumanizadores.

Con la excusa del cambio climático y la preservación del planeta pretenden implantar una nueva antropología que permita sustituir la base del avance de las civilizaciones occidentales de los últimos 2000 años, los diez mandamientos, por un nuevo paradigma dónde el ser humano pasa a ser un elemento secundario, prescindible, de nuestro planeta e incluso de «sus» sociedades.

Asociación Cristianos en Democracia.

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