Al César lo que es del César… ¿sin Dios?

Al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios…Esta es la cita evangélica que mas emplean nuestros detractores que acceden a nuestras redes sociales a criticarnos. Bajo la denominación, como nosotros, de Cristianos, nos suelen acusar de meternos donde no debemos y nos llaman a abandonar toda actividad encaminada a ofrecer un punto de vista cristiano en la política actual. Desde nuestro humilde punto de vista, creemos que se equivocan, pues si bien el cristianismo no está para gobernar naciones (Dios nos libre, tras las experiencias de siglos pasados), si que debe estar para iluminar y guiar a nuestros gobernantes. Aportamos en este articulo un par de análisis de Rainero Cantalamesa y el Padre Nicolás Schwizer que nos ayudarán a comprender la importante misión que un Cristiano tiene en la vida pública y que, en España, parece que hayamos abandonado por completo.

Según el Padre Schwizer, cuando el Estado pretende cosas a las que no tiene derecho, tenemos que negarle la obediencia. Porque las exigencias del Estado son limitadas: hacia abajo por los derechos de la persona y de la familia humana; hacia fuera por los derechos de otros Estados; y, sobre todo, hacia arriba por los derechos, los mandamientos, la voluntad de Dios.

Por eso, cuando un Estado o sus autoridades exigen injusticias, entonces la resistencia es nuestra obligación cristiana, y la obediencia sería pecado. En este sentido hay una rebeldía santa descrita por innumerables padres de la iglesia y el propio magisterio. En las persecuciones, miles y miles de cristianos se hicieron mártires, porque no quisieron dar al César lo que es de Dios.

Hoy en día, tal vez, no hay tal persecución sangrienta, pero sin embargo tenemos que estar vigilantes. Las autoridades del Estado, siempre de nuevo, pueden caer en la tentación de excederse en los límites. Son cosas que no podemos aceptar ni apoyar como cristianos.
Por eso, tenemos que criticar constructivamente a nuestros políticos y autoridades estatales. Pero, además, debemos ayudarles por medio de nuestra oración en su difícil labor, en su gran responsabilidad.

El arte de gobernar es un arte muy difícil. El poder tiende a corromper a los que gobiernan. Por eso, es muy fácil criticar a las autoridades… Pero, ¿rezamos nosotros por los políticos y gobernantes en su difícil tarea?¿ Podría hoy un político presentar un programa basado en el humanismo Cristiano y encontrar respaldo social en España? ¿Hasta donde debemos culpar a nuestros políticos de haber abandonado el bien común como objetivo fundamental de su actividad, cuando primero hemos sido los ciudadanos los que hemos abandonado nuestra obligación de respaldarlos?

Como bien dice Rainero Cantalamesa, La colaboración de los cristianos en la construcción de una sociedad justa y pacífica no se agota con pagar los impuestos; debe extenderse también a la promoción de valores comunes, como la familia, la defensa de la vida, la solidaridad con los más pobres, la paz. Hay también otro ámbito en el que los cristianos deberían dar una contribución más grande a la política. No tiene tanto que ver con los contenidos como con los métodos, el estilo. Es necesario desempozoñar el clima de lucha permanente, procurar mayor respeto, compostura y dignidad en las relaciones entre partidos. Respeto (cuando no, amor) al prójimo, moderación, capacidad de autocrítica: son rasgos que un discípulo de Cristo debe llevar a todas las cosas, también a la política. Es indigno de un cristiano abandonarse a insultos, sarcasmo, rebajarse a riñas con los adversarios.

Así pués, desde la Asociación Cristianos en Democracia, os animamos a todos a uniros a movimientos cristianos civiles que pretendan, desde el positivismo y el amor al prójimo, ofrecer propuestas que ayuden a nuestros políticos a preservar la dignidad de las personas y trabajar por el bien común, así como a manifestar, sin insultos ni agravios, nuestra rotunda oposición a toda norma que vaya en contra de ello y, por supuesto, a rezar por nuestros gobernantes.

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