Fray Bartolomé de las Casas: El protector universal de todos los indios.

17 de julio de 1566, ¿acaso os dice algo esta fecha? supongo que no…a menos que seas aficionado a la historia, hayas estudiado la carrera o te dediques a la profesión.

Pues bien, independientemente de esos motivos, hoy ponemos el foco en una figura histórica que sufrió una transformación-conversión-; haciendo una llamada de atención en  medio de esta caza de brujas contra todas nuestras señas de identidad que han caracterizado y caracterizan a nuestra Civilización Cristiana Occidental; y que se manifiestan en el continuo revisionismo histórico y en el ataque a los testimonios históricos como monumentos, esculturas, Iglesias, Catedrales entre otros…,como el incendio ocurrido hoy en la Catedral de Nantes.

Por lo que, con este artículo, hablaremos también de luz y fuego, pero no el promovido por el odio y el rencor que quema Iglesias o arrasa con lo diferente, sino del que ilumina y cambia los corazones, aunque conlleve sufrimientos, persecuciones e incluso la muerte.

Fray Bartolomé de las Casas fué el precursor de las «leyes nuevas» o el «dereho de gentes», germen jurídico 400 años más tarde de los derechos humanos universales del Siglo XX

De este modo, traemos hoy con estas líneas, a celebrar el 454 aniversario del fallecimiento de un cristiano sevillano del siglo XVI, que puso luz allí donde había tinieblas, sufriendo por ello, pero forjando su Fe al crisol como entona el Rey David en el Salmo 16; y llevando a la práctica meridianamente las palabras del Evangelio: “Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte»

Así pues, nuestra historia, comienza cuando un niño de una familia comerciante sevillana, más concretamente de Triana, a raíz del segundo viaje colombino, recibe como regalo de su padre un indio hecho esclavo, al que le es devuelta su libertad años más tarde por orden de la reina Isabel I, siendo este el primer contacto con los habitantes del nuevo mundo.

Más adelante, en 1502 recién graduado en Leyes por la Universidad de Salamanca se embarcó junto con su padre para La Isla La Española, donde ejerció como encomendero, siendo un colono más, y dejándose llevar por los intereses económicos más que por los religiosos.

Después de regresar a Europa, donde se ordenó como sacerdote, primero como diocesano y después como dominico, volvió a América, donde escuchó en el famoso sermón de Fray Antonio de Montesinos en la isla La Española, en el que pregunta: ¿Estos no son personas? lo que precipitó la promulgación de las Leyes de Burgos de 1512, de las que ya hablamos en la entrada anterior.

Pero volviendo al tema que tratamos hoy, aunque nuestro protagonista no estaba completamente de acuerdo con sus postulados algo en su interior empezó a cambiar profundamente. Hasta que, en ese mismo año, en la conquista de Cuba, experimentó su primera conversión, renunciando a los indios de su repartimiento por razones de conciencia y moral; y experimentando, ahora sí, la llamada de Dios de proteger a los indígenas, los más débiles, ante los abusos que se cometían.

Después de estos hechos volvió a España para empezar a promover el legado de Isabel La Católica y la defensa de las leyes de Burgos, origen de los derechos y libertades fundamentales de cualquier constitución que se precie, junto con Fray Antonio de Montesinos, reuniéndose con un ya muy enfermo Fernando el Católico, el Cardenal Cisneros y el futuro Papa Adriano VI, siendo finalmente nombrado por su alto compromiso con esta causa como “procurador o protector universal de todos los indios de las Indias”.

Este reconocimiento, no fue otra cosa que una pesada cruz que le llevó a defender los derechos de los indígenas por todo el continente americano, pasando de las islas del caribe, Centroamérica y Sudamérica (Puerto Rico, Panamá, Guatemala, México, Venezuela, Perú…)

Así, hasta llegar a 1540, cuando escribió su obra por la que es conocido: “Brevísima Relación de la destrucción de las Indias” publicado en 1552, además de “Historia de las Indias” (1527-1547), junto con “ Los dieciséis remedios para la reformación de las Indias”, entre otras…,lo cual, sirvió de base más que suficiente para que Carlos I convocara las Juntas de Valladolid y la consecuente promulgación el 20 de noviembre de 1542 de las que fueron conocidas como Leyes Nuevas. En las que se prohibía la esclavitud de los indios, se ordenaba además que todos quedaran libres de los encomenderos y fueran puestos bajo la protección directa de la Corona. Se disponía además que, en lo concerniente a la penetración en tierras hasta entonces no exploradas, debían participar siempre dos religiosos que vigilarían que los contactos con los indios se llevaran a cabo en forma pacífica dando lugar al diálogo que propiciara su conversión.

Un largo peregrinaje por esta vida, consistente en continuos y pesados viajes de la Península a América, defendiendo los derechos de los indios, en medio de una situación de inestabilidad política, caracterizada entre otros hechos por la muerte del Fernando el Católico, la regencia del Cardenal Cisneros, la llegada al poder de Carlos I, después de la muerte de Felipe el Hermoso y el aislamiento de la Reina madre, Juana de Castilla, en el Palacio de Tordesillas…

Mucho más, se podría contar de Fray Bartolomé de las Casas. Uno de hijos históricos más ilustres de Sevilla, de familia comerciante, donde el oro y las motivaciones por hacerse un hombre respetable en el mundo de los negocios, como su padre, fueron el eje de su vida, hasta que Cristo se le apareció en los más débiles, experimentando un proceso de conversión, que lo llevó a encabezar la misión de apóstol, profeta y defensor de los derechos humanos, hasta volver a la casa del Padre en Madrid en el año 1566.

El apóstol de los indios, el defensor de los indígenas, fraile dominico, cronista, Obispo de Chiapas y escritor.

A él se debe, en gran medida, la paternidad de las Leyes Nuevas y del “Derecho de gentes.

Precursor de los derechos humanos, de los que tanto disfrutamos hoy en día y uno de los constructores de la nueva civilización en América a la luz del Evangelio. Tanto fue así que en 2002 la Santa Madre Iglesia Católica inició al proceso de beatificación de Bartolomé de las Casas; teniéndolo incluso la iglesia luterana como modelo de santidad en su onomástica.

Unidos en oración, reciban un cordial saludo

Jesús Rivera

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