«En los despacho de abogados estamos notando un aumento de las consultas para iniciar la separación o el divorcio», informa la presidenta de la AEAFA, María Dolores Lozano según publica INFOCATÓLICA.
Explica que «después de las vacaciones de verano, Navidad o Semana Santa, cuando las parejas conviven más tiempo, se suele producir un repunte importante de las rupturas y ahora está ocurriendo una situación parecida».

Es algo absolutamente irracional e incoherente, pero así es la sociedad hedonista e individualista que estamos creando. La mentira de los «espacios personales» ha calado hondo, tanto que ya desde el noviazgo, normalmente ambos novios suelen «acordar» esa trampa: Debemos mantener nuestra «libertad» para seguir saliendo cada uno cuando quiera con quien quiera… y claro, luego viene la realidad y la convivencia y uno se da cuenta que ha desperdiciado el tiempo del noviazgo en juguetear con la sexualidad, pero no conocía realmente a la otra persona ni estaba dispuesto a intentar amarla en lo bueno y en lo malo.
Además alerta de que están recibiendo una «avalancha de peticiones para rebajar o extinguir las pensiones alimenticias de los hijos y las compensaciones económicas a la expareja debido a la pérdida de ingresos provocada por la actual crisis sanitaria», que ha dejado a mucha gente en el paro.
Igualmente augura un aluvión de procesos para solicitar una compensación de tiempo por parte de padres y madres divorciados que se han visto desprovistos de la compañía de sus hijos debido al confinamiento impuesto por el estado de alarma decretado ante la pandemia, una situación injusta donde las haya.
Sin duda, el pensamiento moderno ha anulado completamente la base del sacramento del Matrimonio, que es que 2 personas se unen para ser una sola carne, reemplazándola por una unión temporal interesada de 2 personas que luchan por mantener sus individualidades a toda costa. No es de extrañas que, de un lado, cada vez haya menos matrimonios y, de otro, los que se producen cada vez duren menos. Esperemos que nuestros Gobernantes tomen buena nota y dejen de atacar y despreciar la figura del matrimonio, pues al fin y al cabo los niños no los trae la cigüeña de Paris, y en esta noticia está verdaderamente la clave de la crisis demográfica que acabará con Europa y su cultura como la hemos conocido hasta hoy.