La emergencia del coronavirus ha reabierto las viejas heridas entre los países del Norte y del Sur que ya se manifestaron con crudeza durante la crisis del euro entre 2010 y 2012 y que de nuevo amenazan con hacer estallar la moneda única. La tensión se ha disparado en las últimas horas. Tras el fracaso de la videocumbre celebrada este jueves, en la que Italia y España se plantaron por considerar insuficiente la ayuda de la UE, el primer ministro portugués, António Costa, ha tachado de «repugnante» el discurso económico de Países Bajos por culpar de la crisis a los sureños.
Costa se refería en concreto a unas declaraciones del ministro holandés de Finanzas, Wopke Hoekstra, al diario De Volkskrant en las que pide a la Comisión Europea que investigue por qué países como España e Italia no han aprovechado los años de bonanza económica para poner sus cuentas en orden y ahora necesitan ayuda, mientras que otros como Países Bajos o Alemania sí han cumplido las reglas de la UE y por eso se encuentran en mejor situación frente al Covid-19.
No olvidemos que
la actitud sistemática de los Países Bajos (Holanda) al seleccionar los enfermos de coronavirus en su territorio por la edad, incluso antes de que sus hospitales estén llenos.
Se trata de unas declaraciones del doctor Frits Rosendaal, jefe de epidemiología clínica del Centro Médico de la Universidad de Leiden, y miembro de la Real Academia holandesa de Ciencias y Arte, con muchas condecoraciones y reconocidos méritos. Este médico, muy conocido en Holanda y que ahora batalla contra el coronavirus, comenta cómo se siguen en Holanda los internamientos hospitalarios por el virus Covid-19, al tiempo que critica el modo de hacer de Italia y España.
Dijo el doctor: “En Italia, la capacidad de las UCI se gestiona de manera muy distinta [a la holandesa]. Ellos admiten a personas pacientes que nosotros no incluiríamos porque son demasiado viejas. Los ancianos tienen una posición muy diferente en la cultura italiana”. No entiende cómo en estos países del sur de Europa admiten a “personas viejas en la UCI”. Holanda no hospitaliza a débiles y ancianos con el fin de dejar espacio a las personas jóvenes. Lo atribuye a una “diferencia cultural” entre Holanda y los países latinos.
Dicho de otra manera: como los puestos de la UCI son limitados para los enfermos, lo mejor es dejar a los “viejos” que pasen el virus en su casa (con todos los síntomas febriles, tos y obstrucción pulmonar y toda su debilidad), y la UCI reciba a quienes tiene “vida por delante”.
Estas manifestaciones son un claro parecido a lo que hubiera hecho el régimen nazi: una selección de personas, entre niños y mayores, entre jóvenes y “viejos”.
Claro que, en Holanda como en Bélgica, se aplica desde hace años la eutanasia, según las autoridades, “voluntaria”. Sin embargo, tanto en Alemania, como en Francia, España e Italia, han recibido enfermos mayores de estos países para ser curados, no de coronavirus, sino de cualquier cosa, pues no se fían de los hospitales de su país: la eutanasia no es voluntaria, dicen, ni se respeta –no pocas veces–, la voluntad de la persona a la que se aplica la eutanasia.
«Ese discurso es repugnante en el marco de la Unión Europea. Y la expresión adecuada es esta: repugnante», ha replicado el primer ministro portugués durante su rueda de prensa posterior a la videocumbre. «Es el momento de que todo el mundo comprenda que no ha sido España la que creó el virus, ni ha sido España la que importó el virus. El virus, desgraciadamente, nos golpea a todos por igual», ha insistido.