El beso de Rubiales y la maquina ideológica totalitaria.

Bruta. El despliegue mediático de todas las cadenas de televisión y radio en España en su campaña contra Rubiales por el beso a la jugadora Jennifer Hermoso no tiene precedentes y revela una inquietante realidad de la sociedad española: Los mecanismos para establecer la conformidad social funcionan a un ritmo vertiginoso.

Pero, ¿Qué es la conformidad social?

La conformidad social es definida por Turner como el movimiento de una o más personas discordantes hacia posiciones normativas de grupo como función de una presión implícita o explícita por parte de los miembros del grupo. Mucchi Faina precisa luego esta noción, definiendo la conformidad como la adhesión a una opinión o a un comportamiento que prevalece incluso cuando éstos están en contraste con el propio modo de pensar.

Conformidad social y aborregamiento social
Conformidad social y aborregamiento social

Desde hace más de 50 años se viene realizando diferentes tipos de experimentos que evalúan y confirman como nuestra opinión, voluntad y conducta es capaz de ser modificada a través de la presión del resto de miembros del grupo.

¿Cómo se aplica la Conformidad Social?

España se ha convertido en un laboratorio privilegiado para la puesta en marcha de iniciativas de re-ingeniería social, con las que demostrar que es posible cambiar por completo los valores de una sociedad, hasta destruir los arraigados durante siglos. El Divorcio «exprés» o el Aborto en el Siglo XX o la Ideología de Género y LGTBI más recientemente, son la mejor prueba de ello.

Pero en los últimos años, estos cambios son cada vez más abruptos y se producen en menos tiempo. ¿Cómo es posible? Sin duda, las redes sociales juegan un importante papel en este mecanismo de imposición ideológica que sigue avanzando imparable.

Acabamos de comprobarlo en el denominado «caso Rubiales» dónde la supuesta víctima ha pasado, en apenas 72 horas, de comentar jocosamente con sus compañeras el famoso beso a «sentirse» una víctima de acoso sexual… y todo gracias a la brutal campaña mediática puesta en marcha por los medios de comunicación a todos los niveles dónde, por supuesto, cualquier opinión contraria es humillada, vilipendiada y, finalmente, silenciada y anulada.

¿Acaso no tenía ya Rubiales antes escándalos y conductas de dudosa ética para el puesto que ocupa como para no haber exigido ya su dimisión a todos los niveles? Basta recordar las bochornosas conversaciones con Piqué para incrementar los ingresos generados por las competiciones en territorios árabes a base de petrodólares.

¿Entonces, que ha cambiado ahora? El «error» de Rubiales ha sido manifestar un comportamiento poco ético para su cargo con tintes sexuales, sólo eso. Podría haber seguido gestionando de manera despótica y dictatorial la Federación durante años, si no hubiera cometido el «error» de actuar públicamente contra la ideología dominante.

Miedo a la disconformidad social.

Nuestras sociedades modernas, que tanto presumen de libertad, son cada vez más miedosas. Los individuos tienen cada vez más miedo de ser censurados por sus entornos, sus grupos sociales y, por supuesto, por los administradores de redes sociales, que determinan los contenidos que pueden o no publicarse, en un alarde de censura moderna contra el que nadie parece rebelarse.

Cada vez hay más miedo a la disconformidad social, a sentirse señalado por el resto por «pensar diferente», a sentirse excluido por manifestar que no somos borregos y que no estamos dispuestos a dejarnos arrastrar por un pensamiento totalitario, absurdo y ridículo en sus fundamentos, como la ideología de género y el lobby LGTBI pretenden imponer. Y por eso, cada vez son más fuertes y parecen estar más presentes a todos los niveles de la sociedad.

Recuerda: Si no vives como piensas, acabarás pensando como vives. Ellos lo saben y lo aplican cada día para que, poco a poco y sin darnos cuenta, vayamos renunciando a los valores fundamentales que nos definen como personas y como sociedad. Los frutos son innegables: Como especie, hemos renunciado incluso a nuestro ciclo vital (nacer – crecer – reproducirnos – morir) para no ser «diferentes» al grupo . Preferimos un perro a un hijo, el trabajo y el ocio a la familia, el aborto a la vida, la eutanasia al cuidado de los ancianos y enfermos … y nada, recuerden, nada, es casual.

Daniel Fernández

Asociación Cristianos en Democracia.

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