El repudio de la maternidad a cambio de cosas materiales es una verdadera aberración para los Cristianos, pero además, este fenómeno cada vez más extendido, puede provocar un caos que desencadene en no mucho tiempo el fin del actual estado del bienestar, y la fortaleza demográfica y económica de los países occidentales.
El feminismo radical y otros movimientos antinatalistas parecen ignorar obstinadamente una cosa: el movimiento natural de la población, esto es, los nacimientos menos las defunciones de un país. Cuando los fallecimientos superan a los nacimientos ampliamente como ahora, una sociedad reduce su tamaño y además se envejece. Y las consecuencias del envejecimiento de la población, son más bien desconocidas porque nunca habían ocurrido en la historia salvo en la época de grandes guerras, pero muchos investigadores consideran que será muy difícil mantener el estado de bienestar adquirido en el siglo XX. Por ejemplo, será bastante difícil que esta generación tenga las mismas pensiones que sus padres cuando se jubilen.
En muchos casos como ya ocurre en muchos pueblos se verán obligados a desplazarse de sus casas par desplazarse a ciudades grandes con más servicios por lo que las zonas rurales tienden a desaparecer. la ausencia de población en las zonas rurales contribuye a que sea más difícil evitar grandes incendios.
Sin embargo, un efecto especialmente negativo consiste en que la innovación y el progreso, y sobretodo el riesgo, es propiedad de los jóvenes. Una sociedad envejecida emprende e innova menos, por lo tanto cabe pensar que una sociedad envejecida debe ser menos productiva que una sociedad joven, por lo que los salarios deberían reducirse al menos por este motivo.
Y por último, actualmente los países occidentales representamos el 23% de la población. En 30 años se prevé que representemos el 20% y en 80 el 17%.
Consecuentemente, en 30 años se espera que solamente haya 4 países occidentales entre los 10 más ricos. Eso tendrá consecuencias en la influencia de los países occidentales en la ONU y otros organismos internacionales.
Por otra parte, movimientos que contribuye a controlar o reducir la población como el feminismo radical, LGTB o liberales son estrictamente occidentales, si avanzamos hacia una sociedad global donde el 83% de la población no es occidental, es obvio que la influencia global de estos movimientos va a reducirse en el mundo.
En definitiva, la crisis demográfica que se prevé por la escasa natalidad o el aborto, sí es insostenible y sus consecuencias pueden ser muy impactantes. Son muy pocos los políticos que han emprendido acciones para mitigar este problema, Polonia, Hungría, Eslovaquia y poco más. El aborto y el control de la natalidad además de una aberración para los cristianos es insostenible, social y económicamente.