Proteger a la familia: ¿De qué?

Desafortunadamente, la familia está en serio peligro cuando se anteponen intereses particulares e ideológicos, desde la equiparación de determinadas uniones al matrimonio a la legalización del aborto que trunca el fin último del matrimonio que es la donación absoluta del amor y su consecuente apertura a la nueva vida.

Hoy se atenta constantemente contra la dignidad y el valor trascendente del ser humano. No son pocas las sociedades que conciben a la persona como un derecho, como una mercancía. Pero la persona es un bien en sí misma, no es un medio, no puede producirse, sino que debe engendrarse fruto del amor entre el hombre y la mujer convenientemente unidos en matrimonio.

El feminismo radical es la fuente de múltiples ataques contra la Familia.

La familia, cristiana o no, es fruto de la unión en matrimonio de un hombre y una mujer. Esta unión no es simplemente de carácter jurídico o socioeconómico, sino principal y fundamentalmente es una unidad de amor solidario hacia los hijos en cuanto que es la responsable de la enseñanza y transmisión de los valores necesarios para hacer viable a estos como personas humanas y su consecuente proceso de socialización.

Los promotores de la ideología del genero piensan que “con el final de la familia biológica se eliminará también la necesidad de la represión sexual. La homosexualidad masculina, el lesbianismo y las relaciones sexuales extramaritales ya no se verán en la forma liberal como opciones alternas, fuera del alcance de la regulación estatal en vez de esto, hasta las categorías de homosexualidad y heterosexualidad serán abandonadas: la misma institución de las relaciones sexuales, en que hombre y mujer desempeñan un rol bien definido, desaparecerá. La humanidad podría revertir finalmente a su sexualidad polimorfamente perversa natural”. Palabras muy lejanas de la realidad de la vida.

Esta palabras de Alison Jagger, autora de diversos libros de texto utilizados en programas de estudios femeninos en Universidades norteamericanas, revelan claramente la hostilidad de las “feministas del género” frente a la familia.

Según la ideología del “genero”: “La familia nos da las primeras lecciones de ideología de clase dominante y también le imparte legitimidad a otras instituciones de la sociedad civil. Nuestras familias son las que nos enseñan primero la religión, a ser buenos ciudadanos. Tan completa es la hegemonía de la clase dominante en la familia, que se nos enseña que ésta encarna el orden natural de las cosas. Se basa en particular en una relación entre el hombre y la mujer que reprime la sexualidad, especialmente la sexualidad de la mujer”

Visión totalmente opuesta a la realidad natural de complementariedad que viven el hombre y la mujer en su vocación al amor dentro del matrimonio y en todos los contextos de relación (trabajo, vida social, amistades)

La “desconstrucción” de la familia y el ataque a la religión, la tradición y los valores culturales que las “feministas de género” promueven en los países en desarrollo, afecta al mundo entero. Por esto mismo es necesario y urgente que cada adulto y cada familia se responsabilice y haga todo lo posible para ofrecer a los propios hijos un ambiente equilibrado que permita a los niños vivir con espontaneidad su identidad natural y su sexualidad. Nos auguramos que el sentido común siga reinando en nuestra sociedad.

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