Fe contra las balas: Una monja evita una masacre

Sor Ann Nu Thawng, religiosa de las Misioneras de San Francisco Javier salvó la vida de al menos 100 personas durante los disturbios en Birmania. La monja, entre lágrimas, se arrodilló ante la policía cuando iban a disparar a los manifestantes que reclaman democracia en este país.

La religiosa que evitó una masacre de rodillas
Sor Thawng frente a la policía

Las protestas contra el régimen de este país ya han costado la vida a decenas de personas y la detención casi 500. La policía y el ejército están reprimiendo los altercados con dureza, y parece que hay grupos que se infiltran entre los manifestantes para provocar disturbios,

La acción de Sor Thawng, precisamente en el día con más fallecidos hasta la fecha, ha dado la vuelta al mundo. La sencillez de la pequeña religiosa, de rodillas ante el muro de escudos impresiona por su sencillez, la fe y confianza que desprende y el amor al prójimo que se palpa en el gesto de ofrecer su vida por quienes quedan detrás de ella.

Llamada al diálogo

Los manifestantes fueron refugiados en el convento de sor Thawng hasta que pudieron salir sin peligro. El cardenal Charles Bo se hizo eco en Twitter de la acción de Thawng y la felicitó por su fe, valentía y amor al projimo, además de volver a hacer un llamamiento a Gobierno, oposición, manifestantes y a la comunidad internacional para que cese la violencia y vuelva el diálogo.

¿Quién es Sor Thawng?

La revista Ecclesia ha contactado con personas que conocen a esta heroína, y que la presentan así:

Se trata de una religiosa birmana, de 40 años, natural de Myitkina —una ciudad rural, pero centro neurálgico de este estado norteño, fronterizo con China— que trabaja como enfermera en la clínica que su congregación atiende en las inmediaciones del obispado, donde se hallan también su convento, la catedral, la casa sacerdotal y el seminario menor. «Ella trabaja allí de lunes a sábado y luego atiende a los enfermos del campo de desplazados de Palana, donde la congregación tiene un orfanato. Los domingos va a visitar a las Hermanas y a los enfermos de ese campo», explica a ECCLESIA una persona que la conoce bien. Nuestra fuente la describe como «una mujer valiente, muy sencilla y entregada, que siempre está trabajando y atendiendo a los enfermos. Es para admirar. Lo que ha hecho le ha salido del corazón».

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