El hembrismo gana terreno en la izquierda en España, y las recientes declaraciones de la Secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodriguez Pam, en otro de sus recurrentes (y ridículos) monólogos, no dejan lugar a dudas.
Para quien no lo sepa, el hembrismo es lo que se conoce como misandria, una actitud de odio, aversión o menosprecio hacia el varón y todo lo que este representa. Es lo opuesto a la misoginia y normalmente viene impulsado per personas de un perfil con una elevada frustración personal y sexual.
Se acerca el 8M y el hembrismo toma posiciones en la izquierda española. Son las mismas que quieren adoctrinar a nuestros hijos e hijas en las escuelas con su visión personalísima de lo que debe ser la sexualidad y las relaciones sexuales, aún cuando con sus palabras demuestran no haber tenido jamás una relación sexual mínimamente satisfactoria.
Pam está preocupada porque «las chavalas digan que prefieren una penetración a tener ellas placer». Eso para ella habla de «cómo las mujeres seguimos estando, con nuestros cuerpos, en un segundo puesto». Según la izquierda española, para una mujer moderna y libre, el onanismo es mejor que las relaciones sexuales con un hombre.
No es cuestión de escandalizarse a estas alturas, pero si de estar cada vez más prevenidos. Estos personajes, hembritas que no feministas, además de haber demostrado su ineptitud al haber liberado a más de 700 delincuentes sexuales hasta el momento, son los encargados de elaborar los programas de educación sexual de nuestros hijos y jóvenes.
Pronto habrá elecciones en España y es hora de sacar de nuestras instituciones a toda esta caterva de enchufados y, sobre todo, enchufadas, que sin el más mínimo mérito profesional, toman decisiones cada día sobre el futuro de nuestro país y de la educación de las futuras generaciones de España.
Más le valdría a Montero, Pam y sus secuaces, diseñar propuestas legislativas efectivas para evitar que nuestros niños sigan educándose en una pornografía violenta y cada vez más agresiva contra las mujeres, dónde las violaciones y los abusos son los videos más promocionados por los portales pornográficos, sabedores de la importancia de «enganchar» a sus clientes.