¿Puede animar públicamente a votar a tal o cual partido el responsable de un movimiento espiritual? ¿Y el clero? Si ningún partido es «suficientemente bueno», ¿significa que los católicos no pueden entrar en ellos? ¿Toda la política ha de pasar por los partidos? ¿Es lícita tanta partitocracia, con listas cerradas y cúpulas todopoderosas?
Son preguntas que se hace el gran Pablo J. Ginés en uno de sus últimos artículos en Religión en Libertad, dónde reflexiona sobre la participación de los Cristianos en la Política activa, gracias a la reciente emisión del documento Servidores de todos sobre «Orientación para la Participación de los Católicos en la Política», por la Vicaría para Laicos, Familia y Vida de la archidiócesis de Toledo.
El documento defiende la política y la democracia (entendiendo la misma no como la dictadura del relativismo de las mayorías, sino como un sistema que debe estar basado, para que sea válido, en principios inmutables por dichas mayorías). Critica la partitocracia y sus vicios, recuerda que participar no es sólo votar y constata que en la Iglesia falta formación y acompañamiento a los cristianos con interés por la política.
En línea con la Doctrina Social de la Iglesia, el documento anima a participar en el juego democrático, señalando sus peligros y sus límites, especialmente cuando se excluye a Dios.
«Una sociedad que desprecia abiertamente a Dios, que rechaza radicalmente el valor que aporta la fe, a nivel individual y comunitario, personal y social, no puede permanecer largo tiempo como una sociedad de Derecho; desembocará en la tiranía después de haber sido desgarrada por la anarquía», advierte el documento.
«Si la democracia se entiende como un mero dominio de la mayoría, sin estar orientada por el criterio de lo justo y partiendo de la realidad objetiva de las cosas, la libertad y la verdad están en peligro», añade el texto.
Aún así, creemos que el texto debería incluir, o cuando menos, haber sido publicado, desde el reconocimiento expreso de la situación actual de la política a nivel mundial y en España: Un sistema partitocrático dónde predominan los intereses personales y partidistas que se corrompe cada día más debido a la renuncia de los cristianos a formar parte de él.
Efectivamente, hemos cometido un grave pecado de omisión al abandonar la política y la vida pública y acceder a los postulados que nos han excluido de la vida pública, bajo el mantra de que «no de pueden hacer propuestas públicas» desde las religiones, especialmente desde la religión cristiana, con el que llevan décadas machacándonos.
No solo se puede, sino que tenemos el deber moral de volver a la arena del debate público en todos los niveles; “Recuerden, por tanto, todos los ciudadanos el derecho y al mismo tiempo el deber que tienen de votar con libertad para promover el bien común.” (Gaudium et Spes, 75). Se presentan muchas otras vías a la creatividad de los actores sociales, de forma personal o, preferentemente, organizada:
- Escribir en los medios y publicar en redes,
- Recoger firmas.
- Promover manifestaciones,
- Ejercer una resistencia pasiva,
- Establecer contactos con políticos,
- Participar con propuestas en procesos normativos,
- Apoyar económicamente una causa, etc…»
«Especialmente en el ámbito local, en las asociaciones vecinales y de todo tipo y a través de la participación en los plenos, juntas de distrito, iniciativas de presupuestos participativos, convocatorias de referéndum ciudadanos… Por último, y más claramente, con la afiliación a un partido político y la pretensión de participar de manera más directa en la actividad política», son otras formas de participar.
Eso si, no olvidemos que «En el ejercicio de esta actividad, no serán pocas las ocasiones en las que el político cristiano sufra situaciones de persecución, en diferente grado, según nos advirtió el Señor. No en vano Santo Tomás Moro, quien sufrió y murió por esta causa, ha sido proclamado patrono de los políticos«, como nos recuerda el documento. Schuman y Santo Tomás Moro son los únicos políticos mencionados en el documento.
Somos cada vez más los que creemos que es necesario un cambio radical en nuestros sistemas democráticos y, sobre todo, los que ansiamos partidos que no tengan complejos en proponer políticas basadas en los fundamentos cristianos y la Doctrina Social de Iglesia, como el Partido Contigo Más o el partido Valores, ambos parte del Movimiento Cristiano Político Europeo (ECPM) en España.
Desde nuestra Asociación, trabajamos hace años activamente con Sallux, el Think-Tank (fundación) de ECPM, para el desarrollo de propuestas y políticas que ofrezcan, de forma concisa y concreta, marcos de actuación para el establecimiento de políticas desde los fundamentos del humanismo cristiano.
Próximamente saldrá publicada la traducción al Castellano de la obra «Una visión relacional para Europa: Revitalizando la Democracia Cristiana», en la que hemos tenido el orgullo de dirigir y coordinar dicha traducción que, esperemos, sea la primera de muchas obras desde un punto de vista ecumenista en las cuestiones sociales y políticas.
Pero somos pocos y el trabajo que hay por delante es ingente. Seguramente muchos no lleguemos a ver ni disfrutar los frutos, pero eso no es lo que importa.
Lo verdaderamente importante es que consigamos movilizar en los cristianos una conciencia social y política activa, mucho más allá de la contribución económica periódica con buenas causas, y que nos lleve a la beligerancia en la defensa de la promoción de la dignidad de la persona, la defensa de la vida, la atención a los pobres, el establecimiento de una perspectiva de familia como marco de todas las políticas públicas .
Daniel Fernández
Asociación Cristianos en Democracia