Ha llegado la hora de dejar de quejarnos a la salida de misa o mientras tomamos algo en el bar con nuestros amigos, o cuando vamos al parque con nuestros hijos, de como está la situación en España. Sin duda, todos somos especialistas en tertulias y opinión, y tenemos propuestas, opiniones y soluciones para cualquier tema de actualidad. Educación, Empleo, Sanidad, Inmigración, Vivienda, Economía… nos indignamos cuando vemos que nuestros gobiernos, uno tras otro, sea cual sea su orientación o color, en los 40 años de democracia que llevamos, nunca terminan de poner la dignidad de las personas en el centro de sus actuaciones.
Pero porqué nos quejamos? Al fin y al cabo, son como nosotros mismos, que se nos pasa la vida hablando, juzgando y debatiendo, pero a la hora de la verdad nos falta compromiso real, continuo y constante, con las cuestiones que de verdad importan. Vivimos imbuidos en un ritmo de vida que nos «obliga» a tener unas agendas sociales desbordantes, en las que apenas queda tiempo para hacer nada por nadie que no seamos nosotros mismos.
Lo peor es que hemos caído en el engaño de que lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos es darles una buena carrera para que aspiren a un buen puesto y tener una vida estable, económicamente resuelta y sin muchos problemas (es, al fin y al cabo, a lo que aspiramos nosotros mismos). Debemos aprender a identificar nuestros propios errores si queremos, de verdad, poner los medios para repararlos pues lo cierto y verdad es que nuestros Gobiernos aprovechan estos objetivos para, en el camino, «cambiar el agua» sin que nos demos cuenta, para lo cual además cuentan con un aliado poderoso: los medios de comunicación.
Mientras vivimos centrados en que nuestros hijos estudien con buenas notas, aprendan varios idiomas y sean pequeñas réplicas de Messi o Rafa Nadal, nuestros gobiernos se preocupan porque comiencen a tener relaciones sexuales cuanto antes, rechacen toda visión espiritual del mundo y confundan libertad con libre albedrío, eliminando todo pensamiento crítico de las escuelas e introduciendo «nuevos valores», como la economía, en sus pequeños parámetros mentales, para que sepan bien, desde pequeños, cuales son los valores fundamentales en los que deben aprender a tomar decisiones.
En eso es en lo que quieren convertir las escuelas, desde los ciclos infantiles: centros de adoctrinamiento social que alejen a las personas de la religiosidad o la espiritualidad intrínseca al ser humano, personas vacías, sin capacidad de pensamiento crítico y con unos parámetros artificiales basados en el individualismo y el hedonismo para que, cuando deban tomar una decisión, piensen sobre todo en ellos mismos. Personas sin alma, dispuestas a vivir en un entorno en el que las decisiones deben tomarse de manera rápida y sin apenas meditar, listas para entrar al circuito de la economía liberal capitalista basada sobre el consumo compulsivo, pero donde estos comportamientos compulsivos van mas allá del consumo, permitiendo adoptar decisiones vitales sin remordimiento de conciencia (aborto, eutanasia, relaciones sexuales…) pues para ello están invirtiendo ingentes cantidades de dinero precisamente en eso, en anular las conciencias desde la mas tierna infancia.
Por eso nace Cristianos en Democracia. No para «luchar» contra nadie, ni contra gobiernos, ni contra partidos, sino para denunciar el ataque que se viene perpetrando contra lo mas profundo del ser humano: nuestra dignidad. Para recordar a nuestros padres y a todos los padres los valores que han hecho de Europa la cuna de la civilización mundial, el humanismo Cristiano, y, sobre todo, para trabajar porque nuestros hijos reciban un mundo y una sociedad basada en la solidaridad y el compromiso con los mas necesitados, pero de verdad, no basada en acciones puntuales que solo sirvan para acallar esa voz interior que de vez en cuando, al encontrarnos con alguien que sufre de verdad, nos interroga. Un compromiso vital que guíe nuestro comportamiento diario en todos los entornos: Familia, vecinos, trabajo, amigos, escuela, gimnasio, en la cafetería o en el bar.
Y para ello contamos contigo. No será fácil y, sobre todo, necesitaremos mucha ayuda para no desviarnos en el camino de nuestra misión como Asociación. Esperamos contar contigo para que nos ayudes a conseguirlo y, sobre todo, para que nos ayudes a no desviarnos de nuestro propósito. ¿Nos ayudas? Tu ayuda no tiene precio, ni coste… ayúdanos a que todos sepan que somos más, muchos más, los que estamos dispuestos a trabajar porque nuestros hijos sean educados de acuerdo a nuestros valores; ayúdanos a difundir la asociación, su mensaje y sus posts entre tus amigos y conocidos, animándolos a ponerse en marcha por y para el futuro de nuestros hijos.