Suicidio juvenil: Una juventud sin esperanza.

Hay noticias que a nadie gusta ofrecer y esta es, sin duda, una de ellas. Los suicidios en España continúan con su imparable tendencia al alza y, lo que es más preocupante aún si cabe, el número de menores que se quitan la vida sigue creciendo alarmantemente.

Más allá de cifras y datos, convendría que nuestras autoridades se detengan en analizar el crecimiento de las causas en tentativas de suicidios que recoge el informe de la Fundación Anar publicado esta semana sobre intentos de suicidio.

En el mismo podemos ver como la causa que más crece, con diferencia, es la derivada de casos de abusos sexuales, con un crecimiento de 717 casos en 2020 a 1.297 casos en 2021, lo que supone un incremento del 80,9%.

Desde que publicamos nuestra investigación sobre la incidencia del consumo de pornografía on line en los delitos sexuales entre menores a comienzos del año pasado, no hemos parado de advertir de una tendencia cuyos efectos, como comprobamos ahora, van mucho más allá de las propias agresiones sexuales entre menores.

Llama especialmente la atención que, siendo las mujeres el colectivo con mayores tentativas de suicidio con una amplia diferencia (casi 7 de cada 10 casos son chicas) y con muchísima mas demanda de atención que ante, por ejemplo, la violencia de género, no se dediquen fondos públicos a la prevención del suicidio en la misma cuantía que para la violencia de género.

El suicidio es un síntoma de fracaso social. España está lleno de estos síntomas: Aborto, Eutanasia, suicidio juvenil… ¿Qué le ocurre a estas generaciones, que han nacido en la época de mayor supuesto «bienestar social», para que no paren de crecer los suicidios?

Pero no nos equivoquemos. El problema del Suicidio no son los diferentes tipos de violencias que acaban generando una tentativa, no. Esos son los desencadenes y, por supuesto, hay que hacer todo lo posible por erradicarlos. Pero el verdadero problema del suicidio es el vacío espiritual que nuestras autoridades han decidido imponer a nuestros jóvenes a base de Decreto Ley.

Un vacío espiritual que impide a nuestros jóvenes tener esperanzas de regeneración y recuperación más allá de sus limitadas capacidades temporales. Una falta de trascendencia que, ante un hecho traumático puntual, lleva a miles de jóvenes a pensar, erróneamente, que «así no se puede vivir».

Y no olvidemos que, en el otro lado, encontramos a unas autoridades que llevan años haciendo campaña en favor de una idea perversa: Cuando una vida no merece ser vivida a causa de un sufrimiento extremo, lo mejor es acabar con ella. Así han implantado la Eutanasia y ahora les toca explicarles a los jóvenes y al resto de la población que el suicidio es «bueno» sólo en determinadas circunstancias… Es lo que tiene el relativismo moral.

Desde la Asociación Cristianos en Democracia hemos lanzado proyectos con los que intentar fomentar otro tipo de valores entre nuestros jóvenes. Valores que, unidos a una espiritualidad completa, impidan que ante un desengaño, una frustración o un problema grave, el suicidio surja como opción. Valores que lleven a nuestros jóvenes a tener una esperanza más allá de las circunstancias temporales que nos toque vivir en cada momento.

Pero necesitamos tu ayuda si queremos llegar con nuestras propuestas y actividades a los jóvenes y dar el salto de internet a las aulas y centros escolares. Si todos sumamos nuestro pequeño granito de arena, podremos hacer grandes cosas por el bien común y para ello os animamos no solo a donar, sino a Asociaros y formar parte permanente de nuestra Asociación, por tan sólo 5 euros al mes, ayudando con ello a que nuestras actividades sociales puedan llegar, cada vez, a más personas.

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