Europa recula con los tratamientos trans, España los promueve

Mientras que los gobiernos, hospitales y científicos de Europa están dando marcha atrás en suministrar tratamientos hormonales y cambios de sexo, en España se aprueba la Ley Trans. Ignorando la evidencia científica -incluso persiguiéndola y sancionando a quien se atreve a pregonarla- y la experiencia de nuestros vecinos.

Para el Gobierno de Pedro Sánchez es más importante el márketing que la realidad. Y, agobiado por su caída en popularidad e intención de voto como consecuencia de los indultos y el tarifazo de la luz, sacan de nuevo a pasear la ideología de género para desviar la atención y movilizar a su clientela más radicalizada.

En esta ocasión, además, el enfrentamiento entre el sector de las feministas liderado por la vicepresidenta primero, Carmen Calvo y el lobby queer, encabezado por Podemos y especialmente por la ministra de Igualdad, Irene Montero, garantiza al equipo de Iván Redondo páginas de periódicos y minutos en los medios audiovisuales que no hablen de Cataluña.

Perjuicio para los menores

No importa que en Reino Unido estén investigando el bestial aumento de demanda de cambio de sexo entre los menores (superior al 2000%), o que reputados hospitales de Suecia, como el Karolinska hayan emitido una nueva declaración sobre su política acerca del tratamiento de menores con disforia de género.

Básicamente, la declaración viene a decir que se acabó lo que se daba con el Protocolo Holandés. Este consiste en que los menores con disforia de género son tratados con bloqueadores de la pubertad a los 12 años (y en algunas interpretaciones, al alcanzar el estadio 2 de Tanner de la pubertad, que en las niñas puede producirse a los 8 años), y con hormonas cruzadas a los 16 años.

España, en dirección contraria

Los últimos estudios coinciden con la creciente preocupación internacional por la proliferación de intervenciones médicas que tienen una baja certeza de beneficios, al tiempo que conllevan un importante potencial de daño médico. La última política emitida por el Karolinska cita la revisión de la evidencia del NICE del Reino Unido, que encontró que la relación riesgo/beneficio de las intervenciones hormonales para los menores es muy incierta.

Pero, mientras tanto, en España seguimos remando en dirección contraria, creando un daño irreparable a los menores.

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