La Soledad, pandemia dentro de la pandemia

La soledad era ya uno de los principales problemas y retos de la sociedad occidental. Hasta tal punto, que en Reino Unido se creó un ministerio para combatirla. Tras la llegada del COVID, esta realidad ha crecido exponencialmente, y cada vez son más los expertos que alertan de esta pandemia dentro de la pandemia.

La soledad, un drama en la sociedad occidental preCovid, se ha disparado con la llegada de la pandemia. Los expertos alertan de sus consecuencias y de la fatiga poandémica.
sad girl on the windowsill looking out the window

La sociedad de la Información, de la Comunicación, de tecnologías que nos permiten hablar con alguien a miles de kilómetros de distancia, ha traído, sin embargo, un incremento del individualismo y aislacionismo. Los jóvenes -y no tan jóvenes- ya no saben hablar cara a cara, prefieren hacerlo a través de una pantalla, y, si puede ser, escondidos detrás de un avatar anónimo, mejor.

La llegada del coronavirus, con las medidas sanitarias que se han impuesto, con el miedo al contagio, a la muerte, en fin, han convertido a la soledad en el modelo de convivencia hegemónico. Abuelos solos en sus casa, niños encerrados, sin contacto con otros menores salvo en la escuela, y eso si no han confinado su clase, familias sin poder reunirse por cierres perimetrales…

Los psiquiatras, como el doctor Miguel Lázaro, están avisando: «El confinamiento ha traído consigo situaciones de soledad y sobre todo de distanciamiento social y emocional, con una restricción muy importante de la interacción social. Todos esos factores condicionan negativamente la depresión y la propia evolución de la enfermedad».

Fatiga Pandémica

Además, tras un año de COVID, sin que se vislumbre un futuro cercano sin él, está provocando una «fatiga pandémica. Un agotamiento físico y emocional, y el desgaste que supone enfrentarnos a una situación de estrés que es acumulativo. Llevamos ya casi un año en esta situación, que conlleva miedo, muertes y duelo. Todo ello nos genera un escenario de incertidumbre agotadora«, analiza el doctor.

En esta situación, la fe, la oración, la palabra, son armas fundamentales para los cristianos. El saber leer los acontecimientos, sabiendo que Dios está ahí, la esperanza, dan una fortaleza increible para el resto de la sociedad. Es importante, pues, que los cristiamos mostremos la lampara de la fe, la sostengamos visible, en medio de un mundo que se ha quedado completamente a oscuras, asustado, esperando.

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