Salgamos de las catacumbas sociales…. ¿te apuntas?

Es un hecho contrastado, según el último barómetro del CIS, que el 68,5% de los Españoles se declaran Católicos (a pesar de que tan solo el 14,4% de ellos se considere practicante). Esto, en una población aproximada de 46 millones de personas, supone que mas de 30 millones de Españoles se consideran Católicos y casi 7 millones de Españoles se declaran como practicantes. Ante estas cifras cabe preguntarse cómo España es entonces el país «pionero» de la Unión Europea en la que se han puesto en marcha las regulaciones más extremistas del laicismo radical (matrimonio homosexual, adopción, aborto, proyecto de ley de eutanasia, leyes educativas LGTBI).

La respuesta parece encontrarse en el hecho de que, con la llegada de la democracia y la «modernidad» a España, la Religión y, sobre todo, el Catolicismo, fueron declarados por el progresismo intelectual dominante del pensamiento de izquierdas como algo del pasado, algo «rancio» que impedía a las personas avanzar en la consecución de derechos y, en el mejor de los casos, como una cuestión que afecta únicamente a la esfera personal de las personas y que, por tanto, ahí es donde debe mantenerse y de donde no debe salir. Y lo peor de todo es que los cristianos en España hemos asumido, por acción u omisión, esa «posverdad». La religión es cosa del pasado y ya no tiene nada que aportar a los nuevos estados modernos, lo dice la televisión, y si lo dice la televisión, debe ser verdad.

La Doctrina Social de la Iglesia salió hace años de nuestro parlamento. El bien común ha desaparecido de nuestras regulaciones y está siendo sustituido por el extraño término «demanda social», que consiste en que algún grupo de interés comienza a hacer ruido sobre algún tema concreto (léase animalistas, abortistas, Lobby LGTBY…), financiado normalmente con fondos públicos. La Dignidad de las personas ha sido sustituida por el «bienestar» económico y social, que a día de hoy manda sobre nuestras conciencias, hasta el punto que Europa está al borde de un suicidio demográfico sin precedentes, motivado por las políticas de «bienestar» cortoplacistas puestas en marcha en las décadas de los 60 y 70, fruto de las cuales la mayoría de los países necesitan ya (y en los próximos 50 años, ni digamos), importar millones de inmigrantes para poder mantener su supuestos «estados del bienestar». Actualmente asistimos a una oleada de globos sonda mediante los que nuestro Gobierno plantea, semana sí y semana también, noticias y medidas claramente anticatólicas que no hacen sino avanzar en la retirada absoluta del cristianismo del ámbito público (posible cancelación de la misa del domingo en RTVE, retirada de la cruz del valle de los caídos para convertirlo en un cementerio civil, retirada de la asignatura de religión…).

Y mientras, los cristianos, hemos abrazo esta ideología que nos «permite» seguir siendo cristianos en el ámbito privado. Nos hemos configurado unas nuevas «catacumbas sociales», lugares o circunstancias en las que poder compartir con otros cristianos como nosotros nuestras inquietudes y formas de pensar pero, por supuesto, sin «molestar» a nadie y mucho menos sin «señalarnos». Son muchísimos los ámbitos en los que no es «recomendable» hablar de Política ni de Religión (en el trabajo, en el chat de whatsapp de los amigos o del colegio, incluso en nuestra propia mesa a la hora de comer…) y parece como si nos diera vergüenza hablar en público de nuestra Fé, hasta el punto de cambiar nuestros propios comportamientos, que es donde la Doctrina Social de la Iglesia debería, como dice el Papa Francisco, transformarse de una idea a un hecho, para ser la «Doctrina Social con piés».

Sin embargo, en Cristianos en Democracia creemos que ha llegado la hora de plantarnos ante esta posverdad y volver a mostrar, con «orgullo» (entiéndase por orgullo la satisfacción y la felicidad que nos regala cada día nuestra Fé y la llamada a anunciar el amor de Dios, pues no somos mejores que nadie) que la Doctrina Social de la Iglesia, aunque incompleta, dispone de respuestas a las necesidades de la sociedad actual que trascienden los siglos y las épocas. Que debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos por darlas a conocer (sin imposiciones) y, por supuesto, por que vuelva al menos a ser un contrapunto en nuestros parlamentos. Que debemos volver a llevar a la sociedad, con alegría y sin complejos, aquellos ideales del amor al prójimo que puedan transformar la realidad social, política, cultural y económica de nuestro país por un bien común real. Somos millones los que creemos que otra España es posible y, sobre todo, los que estamos dispuestos a hacerlo realidad, pero para eso hace falta el compromiso y la unidad de los cristianos para salir de las «catacumbas sociales», de nuestra comodidad, y dar la cara por aquel que dió su vida por nosotros.

El Equipo de Cristianos en Democracia.

9 comentarios en «Salgamos de las catacumbas sociales…. ¿te apuntas?»

  1. No soy practicante, pero colaboró con la casilla, porque veo que la iglesia realiza una gran labor espiritual y social. Así mismo, me rebela los ataques injustificados a la Iglesia y la fe por una izquierda patologica que ve la paja en el ojo ajeno y no ve la viga en el propio.
    Al igual que el «bienestar» material es importante , tanto más lo es el espíritual y el Estado también debe tenerlo en cuenta.
    En mi centro las clases de religión son muy amenas y llenas de valores positivos para la formación integral del niño.
    En cuanto a la misa retransmitida es justo que continúe . Ya que miles de ciudadanos no pueden ir a la misma. Y al igual que retransmiten partidos , conciertos … también los cristianos tenemos derechos a ser atendidos como otras religiones en las proporciones adecuadas.

  2. Estoy de acuerdo con Miguel aunque yo sí soy cristiano, católico y pecador como cualquier otra persona.
    Comprendo que los propios Cristianos hemos de hacernos respetar, oir y a la hora de votar a los políticos hemos de ser coherentes todos, los unos y los otros, no votando a aquellos que van contra los Eternos Valores del Evangelio de Cristo.
    No debemos imponernos, pero sí debemos hacernos respetar y presionar a los políticos con nuestro voto a aquellos que se saltan un día sí y otro también todas las normas morales del Evangelio. Ser de Cristo significa ser coherente con lo que nos enseña en el Evangelio, pecadores sí, pero en un proceso de conversión y de ser verdaderos ejemplos para los demás.

    1. Gracias por tus palabras Eliseo. Sin duda, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Por eso precisamente intentamos construir desde el positivismo y no desde la crítica fácil o la confrontación, porque ninguno de nosotros esta libre de cometer los mismos (o peores) errores que los que ahora nos gobiernan. Nuestra misión además es mucho mas fácil y simple de lo que parece, pues nos corresponde transmitir lo que hemos recibido. Sabemos que el resto (que lo crean o se rían) no depende de nosotros y, mucho menos, obligar a nadie a pensarlo. Un abrazo

  3. ¡¡Claro que me apunto!!.
    Yo no voy a mirar a los demás,me voy a mirar a mi misma y me voy a hacer esa pregunta ¿Por que aún estás en las catacumbas del miedo? .
    La respuesta es porque cuando no se está completamente bajo el dominio del Espíritu Santo ,el hombre y la mujer, no son capaces solo humanamente de dar testimonio de Jesucristo a la manera como lo hicieron los primeros cristianos.

    1. ¡Gracias Inmaculada! Sin duda, si queremos cambiar algo, debemos empezar por nosotros mismos. Solo empezando por nosotros, empezará de verdad el cambio… ¿y que mejor forma, como dice el Papa Francisco, que siendo nosotros la Doctrina Social con piés, empezando por nosotros mismos? Un abrazo!

  4. Estoy de acuerdo con lo que propone Cristianos en Democracia.Me apunto.Tenemos que estar alegres de llevar el nombre de Cristo como bandera y no dejarnos arrasar por los que utilizan el progreso como la justificación de crimines horribles como el aborto.Hemos de despertar y,cuanto antes mejor.

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