La Asociación Española Contra el Cáncer presentó esta semana los avances de un estudio en los que, entre otras cosas, deja al descubierto el indignante trato por parte de nuestras autoridades a los enfermos terminales, sin acceso a unos cuidados paliativos dignos en la mayoría de los casos; sin duda, una macabra fórmula para imponer la Eutanasia en España.
Más de la mitad de los enfermos terminales no tienen acceso a cuidados paliativos en España.
Según podemos leer en EL PERIÓDICO, más de la mitad de los enfermos terminales españoles no tienen acceso a cuidados paliativos. Es realmente terrible constatar como se vulneran sistemáticamente los derechos sanitarios de los españoles, pues recordemos que los Cuidados Paliativos son una prestación del Sistema Nacional de Salud desde 1995.
Los datos son claros. En 2020 fallecieron en España 493.776 personas, de las cuales el 37% eran susceptibles de recibir cuidados paliativos y de ellos casi el 62% eran pacientes de cáncer. Sin embargo, solo la mitad (en torno a 56.000 personas) recibió esta atención.
Una macabra forma para imponer la Eutanasia: Sufres o mueres.
Con la imposición de la Eutanasia como prestación del Sistema Nacional de Salud, el Gobierno de España pretende ahorrar dinero impidiendo el cumplimiento de la última voluntad de la mayoría de los españoles: morir en casa, tranquilo, junto a sus familiares, sin dolor.
Con la falacia de la «muerte digna» con la que se ha inoculado ideológicamente en España la Eutanasia, nuestros gobernantes no hacen sino esconder y manipular una terrible realidad, ofreciendo como única alternativa al sufrimiento de los más vulnerables la muertes.
Los cuidados paliativos constituyen una atención integral, tanto para el paciente como para la familia, a partir del momento en el que el tratamiento con fines curativos deja de tener efecto pero todavía queda mucha vida por delante
Según la Sociedad Europea de Cuidados Paliativos, el número óptimo de recursos paliativos es de 2 unidades por cada 100.000 habitantes. Sin embargo, España tiene 0,6 recursos por cada 100.000 habitantes y Europa 0,8. Es, por tanto, una de las grandes asignaturas pendientes del sistema sanitario, más orientado a curar a las personas que a cuidarlas en la fase final de la vida