«Esto es una locura, va a hacer daño a mucha gente, muchos jóvenes que tienen trastornos creen que los van a arreglar convirtiéndose en trans cuando no lo son. La Ley Trans no puede salir adelante así».
Lo dice en una entrevista para El Mundo Celso Arango (Palma de Mallorca, 1968), una de las mayores autoridades de la psiquiatría española, jefe del departamento pediátrico y juvenil del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, catedrático por las universidades Complutense y de Maryland, y ex presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría.
Es la solución facil: huir hacia adelante. ‘Esto es lo que me pasa. Estoy en un cuerpo que no es el mío y ser trans me va a curar todos mis males’. Es un clásico adolescente, la solución mágica, de aquí y ahora, desinhibición del lóbulo frontal, hacer antes que pensar. Luego, esto tiene dos vertientes más.
Es la ideología la que ha cegado a los impulsores de esta ley trans, pero la naturaleza es la que es, no hay ideología que se imponga.
Ninguna ideología, aclaro, la de ningún partido, ni unos ni otros. Por otro lado, la manera en que esto se plantea atrae el riesgo de que se meta la medicina privada a hacer determinadas cosas, y a beneficiarse de ello. Cuidado con eso.
Con las sociedades científicas no han contactado. El criterio imagino que ha sido ideológico. Si yo pienso que los trans no tienen ningún problema de salud mental, pues para qué voy a hablar con los médicos. No les necesito.
Es como aplicar la ideología a la eutanasia. No puedes darle eutanasia a alguien que tenga una depresión mayor, porque le medicas y de pronto se siente está genial. Si permites la eutanasia eso se llamaría suicidio. Hay que hacer un diagnóstico diferencial. A alguien que ha llegado a la eutanasia tras un razonamiento meditado, sopesado, etcétera, sí se le puede aplicar.