Cuando Pedro Sánchez anunció su Gobierno, Teresa Ribera, una de las mujeres fuertes de su gobierno, elevaba a la categoría de vicepresidencia el Reto Demográfico. Parecía una buena noticia, o un movimiento de ese márketing político hueco al que es tan aficionado el presidente español… Tras un año en el Gobierno, parece que el reto demográfico para este ejecutivo es asegurar la despoblación.
Desde la toma de posesión del segundo mandato Sánchez, todas las medidas -por cierto, casi ninguna desde la flamante vicepresidencia- han ido encaminadas a la muerte:
- Se ha presentado, y se sigue tramitando, una ley de Eutanasia.
- Se anuncian movimientos para hacer aún más permisiva la Ley del aborto, facilitando y promoviendo que las menores aborten sin conocimiento de sus padres. Y eso, a pesar de que se realizan al año alredor de 100.000…
- Se discrimina a las familias numerosas, especialmente a las que tienen cuatro o más hijos. Ingreso Mínimo Vital, el recién aprobado decreto de las pensiones, amagos de eliminar beneficios como el bono social…
- Se penaliza la maternidad.
- Se trata de quitar la patria potestad de facto a los padres. La Ley Celaá, leyes que ‘protegen’ a los menores criminalizando a quienes les han traído al mundo, …
- …
Parece que al actual Gobierno el actual ritmo de pérdida de habitantes de España no es suficiente. La respuesta ante el descenso continuo de nacimiento y el aumento de número de fallecidos es complicar lo primero y facilitar, incluso fomentar lo segundo.
Pero, nada de esto ha salido o sobre ello se ha escuchado públicamente a la vicepresidenta encargada del asunto. Es más, ABC publica que apenas 3 de cada 100 reuniones de la señora Ribera se dedican a la despoblación. A este paso, dentro de poco serán incluso muchas. Aunque visto el objetivo, para despoblar el país tampoco hacen falta más.