La «industria» del porno sigue llegando impunemente a los menores.

A los ocho años hay niños andaluces que ya ven pornografía en Internet. Así lo recoge el último informe del Defensor del Menor Andaluz, Jesús Maeztu y así lo corroboran los expertos. «La forma más rápida de acceso al sexo online de los menores a esa edad es el colegio. Allí los alumnos mayores se lo enseñan en los teléfonos móviles, como una gracia. Y sienten curiosidad», explica el médico y sexólogo malagueño Francisco Cabello.

Para la Oficina del Defensor, otro de los principales focos donde los niños andaluces tienen acceso a la pornografía son las televisiones locales. En estas plataformas es donde «se ha concentrado la práctica totalidad de las quejas» del último año que reciben sobre el acceso de los menores a material sexual. Y eso, señalan, es por culpa de «la aparente relajación de los controles administrativos».

Más de siete de cada diez adolescentes andaluces consumen de forma frecuente pornografía, según el informe «Desinformación sexual: pornografía y adolescentes», elaborado por Save the Children. Prácticamente la mayoría lo hace en intimidad y a través del móvil, accediendo a contenidos gratuitos «on line». Para el 35,8 por ciento de los adolescentes andaluces la pornografía es el único recurso para aprender sobre sexualidad.

Ese consumo de sexo online no es un hecho aislado. Según la última memoria de la Fiscalía Superior de Andalucía, en Andalucía hay un importante aumento en los delitos contra la libertad e indemnidad sexual por parte de los menores, a edades cada vez más tempranas, con comportamientos impropios y muchas veces sin conciencia de actuar de modo ilícito.

Además, el 93 por ciento de los menores de 15 años se conectan con asiduidad a Internet, según el Instituto Nacional de Estadística. Pero, ¿cuántos de esos consumen sexo online? El Defensor del Menor corrobora el dato: el 70 por ciento de los menores que se conectan a Internet ven porno. Plantada la semilla en su cabeza, no tardan en buscar más contenido sexual. Y no les faltan medios. Teléfonos, tablets, ordenadores… con acceso a Internet de forma generalizada.

Que los niños lleguen a ese tipo de contenido, indican los expertos, no les sale gratis. Puede generar desde «daños psicológicos y emocionales» hasta, incluso, «conductas peligrosas y socialmente inapropiadas o daños para su salud física».

El acceso a material pornográfico por parte de los menores andaluces, advierte el informe, es cada vez mayor. «Los contenidos inapropiados en Internet se están convirtiendo para muchos niños y adolescentes en su principal fuente de información y educación en materia de educación afectivo sexual», lo que preocupa mucho a los expertos.

«Es un auténtico disparate», indica el doctor Cabello. «Los niños se crean una imagen de la realidad completamente alejada de la realidad», explica. Una imagen que, además, les genera frustraciones. «En el porno ven medidas y duraciones que son ficción», añade este sexólogo que explica que cuando son mayores y llegan a sus relaciones sexuales, usan el porno consumido como referente. Y se frustran. «El 78 por ciento de lo jóvenes no está satisfecho con su sexualidad», detalla «porque están frustrados».

El doctor Cabello cuenta cómo ha tenido pacientes muy jóvenes que piensan que tienen algún problema porque no alcanzan los estándares del cine de adultos. Ni en tamaño ni en vigor ni en resistencia. Y eso les genera problemas. «Solo el 6,4 por ciento de toda la población de Europa tiene un pene de más de 15 centímetros. Y eso no es lo que muestra el porno», advierte Cabello.

Aunque porno ha existido siempre -desde la Roma Imperial, señala el informe-, la modalidad que llega a los menores por Internet es nueva, según los investigadores Ballester y Orte. Es gratis, en constante producción y sin límites en las prácticas sexuales. Los niños, además, pueden desde solo ver vídeos hasta establecer contacto con los protagonistas de las escenas sexuales, en una forma de «prostitución a distancia».

Sin querer

El informe del Defensor señala también que los niños andaluces miran pornografía en Internet queriendo -27 por ciento de los casos-, pero también sin querer -14 por ciento-. Eso lleva a los investigadores a pensar que hay una «política agresiva de distribuidoras de pornografía» que asaltan a los menores en la web.

Este consumo de sexo a edades tempranas tiene efectos negativos, advierte el informe del Defensor. El porno «cosifica a la mujer e incrementa el riesgo de agresiones y violencia sexual». Además, «la pornografía aumenta la violencia contra las mujeres llegando incluso a trivializar comportamientos delictivos como son las violaciones».

Además, el consumo temprano y prolongado del cine de adultos puede «generar un estado de dependencia». Hay jóvenes, señalan los expertos, que están «enganchados» al porno como hay otros que lo están al tabaco o las drogas. También se ha relacionado el consumo de pornografía en niños con el desarrollo de conductas violentas.

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