El populismo comunista se asienta en España.
Podemos ha conseguido lo que quería en tan solo un año: convertir las bases de convivencia en un conflicto de trinchera, en una España con dos bandos: constitucionalistas y rupturistas. Los primeros son los «reaccionarios», y los segundos, los «progresistas». El PSOE es responsable de esta deriva autoritaria al pactar un Gobierno con el comunismo populista y preferir de aliados a los que repudian la España constitucional.